Dungeons of Eternity: ANÁLISIS

En lo más profundo de la tierra

Dungeos of Eternity no destaca por su narrativa, pero sí nos pone en alerta nada más empezar la aventura, y es que un cataclismo cósmico supone una amenaza real para nuestro mundo natal. Nosotros, como protagonistas de la historia, deberemos adentrarnos en las profundas y laberínticas mazmorras para darle una segunda oportunidad a nuestra raza. Viajaremos hasta el planeta abandonado de Eternity para luchar por nuestra propia supervivencia y la de todo el mundo. 

Nada más empezar el juego tendremos acceso a una enorme mazmorra que servirá como lobby del juego. En su apartado central podremos acceder a un mapa interactivo en el que ir seleccionando las diferentes pantallas jugables del título. Ya desde el inicio se nos intenta meter de lleno en ese bucle de mazmorreo hack & slash que propone el título y tener ese impás a  modo de menú es un punto a favor, ya que será un lugar en el que tomar un respiro entre nivel y nivel. Y lo del respiro es literal, ya que incluso podremos sentarnos en unos sofás que están encarados a una chimenea junto a una mesa llena de jarras de cerveza y copas de vino. 

Echamos de menos un modo campaña en el que se nos narre una épica historia y podamos seguir la evolución de algunos personajes. Sus modos de juego son totalmente independientes de ningún tipo de trama y aquí el verdadero protagonista es su apartado jugable.

De una mazmorra a otra y tiro porque me toca

Dungeons of Eternity es un dungeon crawler de manual en su apartado jugable. El hack & slash es una vertiente de juego bastante explotada en la realidad virtual (ahí tenemos otros ejemplos como por ejemplo el gran Blade & Sorcery), pero en Dungeons of Eternity se busca llegar a la excelencia con una gran variedad de armas, que van desde espadas y lanzas hasta arcos o báculos. Su propuesta de fantasía y ciencia ficción nos atrapará desde el primer momento, y podremos afrontar las mazmorras en solitario o en un modo cooperativo de hasta 3 jugadores. En su vertiente cooperativa la experiencia gana puntos y no nos tiembla la voz al decir que nos encontramos frente a uno de los mejores títulos de realidad virtual para jugar en compañía. 

Nosotros seremos los propios protagonistas de nuestra historia y no encarnaremos a un personaje ya ideado, sino que podremos moldearlo a nuestra imagen y semejanza en un completo editor de personajes. No solo escogeremos nuestro aspecto físico, sino que también podremos definir nuestro propio estilo de juego con una amplia variedad de equipamiento y mejoras. La personalización sin duda es otro de los puntos fuertes de Dungeons of Eternity, y cobra todavía más sentido en su modalidad multijugador, ya que podremos comparar nuestros avatares con los de otros jugadores de todo el mundo. 

El trabajo de físicas e interacciones con objetos y otros elementos de los escenarios es realmente bueno y sentiremos la diferencia entre unas armas y otras y su impacto sobre el entorno. Las mazmorras del videojuego se generan de forma aleatoria a través de sus diferentes modos de juego y reinos disponibles, por lo que la rejugabilidad del título está asegurada y su duración se puede extender a las decenas de horas, teniendo en cuenta que jugar en cooperativo garantiza la diversión y los piques. Dungeons of Eternity no se limita a ofrecernos una exploración lineal de salas y arenas de combate, sino que también introduce algunos rompecabezas y trampas e incluso cámaras secretas que harán que valga la pena explorar cada uno de sus rincones. 

Mata y avanza

En Dungeons of Eternity nuestro objetivo será llegar del punto A al punto B, y por el camino lo más normal es que tengamos que eliminar a hordas de enemigos cuya dificultad irá aumentando exponencialmente. Prepárate para combates cuerpo a cuerpo en exigentes contiendas que te dejarán sin aliento. A diferencia de otros títulos del género, aquí nuestro personaje no formará parte de una clase determinada, sino que seremos nosotros mismos quienes definamos nuestro propio estilo de combate, con armas cuerpo a cuerpo al inicio de la aventura y más adelante otras más avanzadas con propiedades mágicas. Optar por un tipo de combate más cuerpo a cuerpo o por otro más a distancia dependerá de nuestras propias decisiones y no de una configuración in game del juego. Destacaremos en aquello que queramos destacar. 

Hay diferentes modalidades de juego, desde raids de mazmorras, en las que tendremos que recorrer una mazmorra para obtener un nuevo poder y rescatar a un dron que se había perdido, hasta cazas de cristales, que supondría una especie de defensa de un cristal central que se va alimentando si vamos recopilando cristales, pasando por un modo horda que no destaca tanto sobre el resto porque estamos más que acostumbrados a ver ese tipo de propuestas en realidad virtual. En su lanzamiento, Dungeons of Eternity ofrece un total de 4 áreas o reinos y 12 mazmorras sin incluir el tutorial, que cuenta con varias fases y reinos. 

Podremos ir progresando, ya que iremos adquiriendo puntos de experiencia que nos permitirán ir adquiriendo mejores armas, y a su vez los enemigos también irán subiendo de nivel junto a nosotros. Jugar en solitario es una opción, pero nos daremos cuenta en seguida de que la sensación de reto es mucho menor, porque los enemigos no aparecen en grandes cantidades ni su nivel es el más óptimo. 

Una ambientación muy acertada

Gráficamente luce a un buen nivel para los estándares de Quest, y sorprende por una muy buena ambientación y un excelente trabajo en la iluminación, clave al ambientarse en mazmorras oscuras. Si bien es cierto que los diseños de los enemigos pueden pecar de genéricos y repetitivos, el verdadero protagonista aquí son los escenarios, y cabe destacar el detallado de cada una de las mazmorras. Podremos sentir cierto déjà vu al visitar diferentes reinos, pero en líneas generales se ha hecho un gran trabajo, al igual que en las físicas de combate y la interacción entre diferentes elementos. Cuenta con una configuración opcional que mejora el rendimiento gráfico, aunque al menos en la versión analizada recomendamos no hacerlo, ya que se verá afectado el rendimiento, aunque imaginamos que en la versión de Meta Quest 3 sin duda puede ser una gran opción para disfrutar de los mejores gráficos posibles.

Al igual que sucede con las físicas, los efectos de sonido son espectaculares en este Dungeons of Eternity. Cada arma cuenta con una melodía única que nos hará identificar perfectamente y casi sin mirar a la pantalla si estamos empuñando una espada, un hacha o una lanza. También nos servirá de ayuda si un enemigo llega por detrás, porque podremos identificar sus pasos y girarnos para darle su merecido. Se ha realizado un trabajo impecable en ese apartado, y la banda sonora sirve como ambientación perfecta para ese viaje lúgubre y de supervivencia. El juego llega con textos y doblaje al inglés y no llega traducido a nuestro idioma, aunque en este caso no es realmente importante porque es un título independiente de este aspecto que podremos disfrutar de principio a fin sin ningún tipo de impedimento. 

Conclusión

Dungeons of Eternity es un gran juego de mazmorras que podremos disfrutar tanto en su modo para 1 jugador como (sobre todo) en su modalidad cooperativa. La generación aleatoria de escenarios promete horas y horas de diversión, si bien es cierto que puede llegar un punto en el que su bucle jugable termine por cansarnos. El juego no cuenta con clases y puede que algunos jugadores se puedan llegar a sentir frustrados por tener que avanzar en el título para poder ser, por ejemplo, una suerte de mago. Gráficamente logra una gran ambientación y físicas, pero peca de diseños genéricos de enemigos. Pese a todo, estamos frente a un gran hack & slash para realidad virtual recomendable para los fans del género, sobre todo si el estudio decide apoyar al juego y traer más actualizaciones de contenido gratuito que aumenten su vida útil. 

El juego ha sido analizado en Quest 2.

Vídeo análisis: