PathCraft: ANÁLISIS

La imaginación de un niño

PathCraft, juego de Devil Cow que tuvo versión para Oculus Go en noviembre de 2019, llega ahora totalmente renovado a Quest 2, y lo hace con la ayuda de Vertigo Games como editora. El juego no cuenta con una historia propiamente dicha, y una vez encendamos nuestro visor de realidad virtual, ya estaremos frente al primer nivel que actúa a modo de tutorial. Tomaremos el papel de un agente externo que ve todo de la periferia, al más puro estilo Moss, y con el gatillo de nuestro mando podremos acercar, alejar o girar la perspectiva para encontrar el ángulo que mejor nos cuadre para cumplir con nuestra tarea. En ese primer nivel-tutorial nuestro objetivo será llevar a una simpático personaje del punto A al punto B para recoger un objeto y terminar el nivel. Pero para ello tendremos que hacer uso de una serie de bloques que encontraremos a lo largo del escenario. Podremos agarrar y mover esos bloques para situarlos en cualquier lugar del escenario, facilitando o crafteando de esta forma un camino para que nuestro personaje pueda alcanzar la meta.

La premisa parece sencilla y los primeros niveles nos parecerán un paseo, sin embargo, nos daremos cuenta al poco tiempo de estar jugando de que su envoltorio infantil contiene una propuesta muy difícil que nos hará estrujarnos el cerebro para completar según qué niveles, ya que los cubos o bloques no son infinitos y el videojuego pondrá a prueba nuestra capacidad de reacción. 

Una vez hayamos completado el tutorial, podremos ir al menú, que más que un menú es la habitación de un niño e incluye todo lujo de detalles en un apartado artístico que nos ha enamorado desde el primer momento. Desde este menú podremos guardar la partida y seguir jugando a diferentes niveles, entre otras opciones que comentaremos más adelante. PathCraft nace de la imaginación del niño que vive en ese cuarto, y por tanto cada nivel saldrá de su imaginación y de su capacidad para dibujar. Tendremos acceso a más de 80 niveles, a cada cual más ingenioso que el anterior, que estarán ambientados en 4 mundos que se incubaron en la cabeza de este niño artista. Podremos disfrutar de paisajes tan variados como una montaña, una ciudad, el mar y el espacio exterior. 

Una dificultad que se dispara hasta el infinito

PathCraft puede parecer un juego de niños, pero nada más lejos de la realidad. Su curva de dificultad es muy pronunciada y ya en los primeros niveles nos estaremos estrujando la cabeza para lograr llevar al personaje hasta la meta. Y no tendremos tan solo que preocuparnos de alcanzarla, sino de hacerlo en el menor número de movimientos posibles de caja. Y es que al terminar cada nivel podremos ver un ranking del número de movimientos que ha utilizado la gente que ha jugado a ese nivel y nuestra posición/número de movimientos respecto a ellos. Por tanto, la rejugabilidad en PathCraft está garantizada y siempre querremos ir repitiendo los niveles para superar nuestras puntuaciones previas e incluso ganarnos un lugar en el ranking mundial. 

PathCraft es compatible con el seguimiento de manos de Quest, por lo que podremos decidir si mover los bloques utilizando nuestras manos o los propios controladores. Los niveles van escalando su dificultad, y conforme avancemos iremos encontrando nuevos tipos de bloque, no únicamente los sólidos que vemos en los primeros niveles y aquellos que podemos mover, sino que tendremos que hacer frente a todo tipo de peligros, como por ejemplo bloques que se desintegran una vez lo pisemos, e incluso intrincados puzles que requerirán del uso de palancas para abrir caminos. Pero completar los niveles tendrá su recompensa, y obtendremos monedas que más adelante podremos utilizar para canjear por cosméticos. Desbloquearemos atuendos para nuestro pequeño personaje que consisten en piezas intercambiables, que van desde el casco hasta los guantes. Y en este apartado también podremos decidir el color de nuestra piel y de nuestra camiseta interior. 

Un videojuego que nunca termina

PathCraft cuenta con una duración considerable teniendo en cuenta que no solo querremos superar sus más de 80 niveles, sino que además buscaremos la excelencia para conseguir el menor número de movimientos posibles. Por lo tanto no podemos fijar una cifra exacta de horas que nos llevará completarlo, ya que dependerá de la pericia y el nivel de completismo de cada jugador. Pero sí os podemos asegurar que cuenta con un editor de niveles que hará de este videojuego un pozo infinito de horas que querremos compartir con todo el mundo. PathCraft nos da la posibilidad de crear tantos nuevos niveles como queramos haciendo uso de nuestra imaginación. Tendremos acceso a un completo editor en el que podremos distribuir todos los elementos que nos harán falta para llevar nuestro personaje hasta la meta. 

Nos encontraremos por tanto frente a una experiencia similar a la vista en juegos planos como Dreams (salvando las distancia) o los Little Big Planet. Y no solo podremos crear nuestros propios niveles, sino que tendremos acceso a las creaciones del resto de los jugadores de PathCraft, acercando la experiencia a lo visto en un juego de Nintendo de la talla de Super Mario Maker, que nos proponía crear niveles de Super Mario Bros y compartirlos con todo el mundo. Si nos gusta la propuesta, encontraremos horas y horas de diversión en esta modalidad de juego que nos permitirá llevar nuestra imaginación al límite.

Un toque de color encantador

PathCraft cuenta con un apartado artístico que nace de la mente de un niño, y por tanto juega con el uso del color y con unos encantadores niveles que solo podían haber salido de la imaginación de una persona inocente a la que le gusta soñar. El juego apuesta por un apartado cartoon que parece dibujado a mano y nos enamorará desde el tutorial. Es el arte perfecto para este tipo de juego, que también apuesta por melodías simples que sirven como perfecto acompañamiento para unos niveles cortos que no requieren de épicas composiciones que desvíen nuestra atención del objetivo más importante, que es llevar el personaje hasta la meta. 

El título tiene mucho margen de mejora en las colisiones. Podremos atravesar cualquier elemento en pantalla con nuestras manos, y pese a no sacarnos de la experiencia, sí que nos habría gustado contar con esa barrera física que dotara de una mayor inmersión a un título que tampoco busca ser un simulador de nada. Entendemos que no es el foco de la propuesta.

PathCraft llega completamente traducido a nuestro idioma, lo que es de agradecer. Pese a que la propuesta es prácticamente independiente del idioma, agradecemos que se hayan tomado la molestia de traducirlo al español para que no suponga una barrera para nadie.

Conclusión

PathCraft es un videojuego que, a priori, podría parecer hecho para los más peques de la casa, pero que realmente cuenta con una curva de dificultad bastante pronunciada solo apta para los más pensadores de la familia. Su apartado artístico te enamorará desde el primer momento, y su fantástico editor de niveles lo convierten en un juego de duración prácticamente infinita. Una apuesta segura si te gusta el género de los rompecabezas en realidad virtual, y más aún si disfrutas imaginando y creando nuevos niveles sin límite.

El juego ha sido analizado en Quest 2.