A Chair in a Room: Greenwater - ANÁLISIS

La verdad te hará libre

Si el título te suena familiar es porque quizás ya hayas visto o jugado una encarnación anterior de la obra de Wolf & Wood, pero más precaria. Anteriormente ya vio la luz en forma de demo lanzada para Oculus DK1 y Google Cardboard hace 4 años aproximadamente, y ahora para el lanzamiento en Vive fue sometido a un overhaul convirtiéndolo en esencia en un juego nuevo de pies a cabeza.

Bienvenido a Greenwater

Qué bien le sienta la VR al género del terror... tener el visor puesto, estar inmersos en ese mundo, en esa fantasía multiplica la experiencia, no hay escapatoria y es mucho más terrorífico que jugar en una televisión normal.

¿Por qué? Porque jugando de la manera tradicional, si bien podemos permanecer alertas y eventualmente asustarnos, cuando miramos alrededor vemos nuestros muebles, objetos que nos son familiares y que nos ayudan a disminuir la adrenalina y cortar con la inmersión, volviendo a sentirnos seguros. Pero en realidad virtual, es el jugador, el juego y nada más. Aquí no hay ambiente familiar, somos presas de lo que los desarrolladores nos tengan preparados con sus obras.

No tenía mucha idea sobre la trama, solo un críptico tráiler y poco más. Pues bien, A Chair in a Room me hizo quitarme en varias ocasiones el visor, porque necesitaba sentirme seguro de nuevo: me hizo sentir miedo.

En el juego somos el paciente 6079, un John Doe, y nos encontramos sin memoria en el hospital Greenwater. En un principio nos dirán algunas palabras para comprobar nuestra reacción y ver si generan algún tipo de reacción en nosotros; pero ante la negativa, nos hacen tomar la "aparentemente habitual" medicación y de ahí a nuestro cuarto. Una vez allí, veremos que los pocos fragmentos de memoria que tenemos los alojamos en notas que escondemos detrás de un cuadro, para descubrir (o redescubrir) que se nos acusa de un crimen.

Este espacio será el escenario recurrente y el único que repetiremos una vez que completemos cada uno de los 6 capítulos disponibles en la aventura y vayamos recobrando fragmentos de recuerdos que nos acercarán a la verdad. Cada nivel se compondrá de un puñado de cuartos (una especie de formato “escape room”) en los que tendremos que resolver acertijos que nos permitirán avanzar. Conforme avancemos en la aventura, iremos develando el misterio de quién somos, qué nos trajo a Greenwater y... ¿quién está con nosotros?

Los escenarios que visitaremos son propios del sur de Estados Unidos, tales como una cabaña en ruinas ubicada en un pantano, un motel de carretera perdido en el medio del desierto... pero lo mejor de ellos no es el nivel de detalle (aspecto trabajadísimo por parte de la gente de Wolf & Wood) sino la ambientación, cómo reacciona ante nuestra exploración y cómo cambia a medida que vamos resolviendo puzles con resultados terroríficos que harán saltar de la silla a más de uno.

Cada vez que iniciemos “A chair in a room” apareceremos en una sala de espera donde podremos iniciar una nueva partida, configurar qué controles vamos a usar (permite tanto Dualshock como Moves) y también elegir capítulos.

Dentro del juego, apretando cuadrado en el Move izquierdo accederemos al menú de opciones, donde podremos configurar, entre otras cosas, el modo de locomoción (teletransporte o libre). Aquí quiero destacar que, además de avanzar con los botones superiores, existe la posibilidad de hacer marcha atrás con los botones inferiores del mismo mando de movimiento. Esta posibilidad que hace que sea bastante cómodo y rápido moverse por los niveles usando el Move. Una opcion inexistente que quizas debas tener en cuenta es la falta de subtitulos e idioma, el juego solo puede jugarse en ingles.

Gráficos, sonidos y duración

Gráficamente el juego es de primer nivel. Todos los escenarios y objetos están modelados marcadamente bien, aun con el visor puesto (que alberga una pantalla de baja resolución), el juego se ve con vida y creíble. La iluminación del hospital es fría y envolvente. En contraposición, los escenarios más oscuros del juego son desagradables (en el buen sentido), presentando paredes descascaradas y un mobiliario olvidado y arruinado por el paso del tiempo o los factores climáticos.

Definitivamente, este apartado me parece uno de los activos más fuertes del programa.

El diseño de sonido de “A chair in a room” está al mismo nivel de excelencia que el visual, los sonidos y voces que se escuchan en la oscuridad y las composiciones musicales que suenan en los momentos clave en la historia constituyen el apartado que más me gustó en todo el juego. Por cierto, aconsejo el uso de auriculares para elevar el nivel de ansiedad y de inmersión durante las sesiones en "aCiaR".

En cuanto al rendimiento, la obra de W&W funciona “bien”. Lo único que me resultó molesto fue la interacción con los objetos, en ocasiones estos caían al suelo y resultaba complicado agarrarlos, pues se quedaban “pegados” al mismo. Otras veces se quedaban atascados en muebles o en paredes porque las físicas y el sistema de colisiones fallaba.

En uno de los últimos niveles, por ejemplo, tenía que llevar un objeto a un lugar para resolver un puzle y en el camino se me cayó durante un evento que se activa al pasar por ese lugar: el objeto desapareció. Tuve que reiniciar la partida ya que no podía resolver el rompecabezas al faltarme ese elemento clave. Creo que este apartado presenta una oportunidad de mejora.

El juego consta de 6 capítulos, que en una primera pasada nos llevará alrededor de 3 horas para completar. Después se desbloqueará el epílogo y también tendremos a disposición una historia corta para jugar llamada “Missing Girl”.

Si nos llegamos a atascar en algún puzle, el juego cuenta con un sistema de pistas: solo presionando el botón Move y el gatillo trasero se dibujara en la mano una idea de cómo continuar el rompecabezas.

CONCLUSIÓN

En general he disfrutado mucho jugando "A chair in a room" y también lo pase muy mal, pero eso es señal que el título logra su cometido conmigo. El ritmo de la historia es intenso hasta los últimos compases, salvo por el final que me pareció ciertamente abrupto y apresurado.

Me hubiera gustado que la interacción con los objetos estuviera más pulida y quedara a la par del aspecto técnico del juego, ya que tanto los gráficos como el audio se combinan para brindarle al jugador una experiencia única y terrorífica.

El juego dura unas tres horas aproximadamente, así que tenlo en cuenta cuando gastes el dinero que tanto te costó ganar. El factor de rejugabilidad estará ligado solamente a los trofeos que no hayamos podido obtener en la primera pasada.

Wolf & Wood se convierte en un estudio para seguir de cerca, ya que tanto en este juego como en The exorcist: Legion me sentí atrapado en una pesadilla que recordé varios después de haber completado su historia.

Este análisis ha sido realizado con la versión de PSVR.