Spacefolk City: ANÁLISIS
25 ENE 2022 14:40
Construye ciudades en el espacio, llénalas de caricaturescos seres de razas extravagantes y curiosas, mientras los proteges de los peligros de la peligrosa supernova que amenaza con destruirlos. Disponible para PC VR y Quest.
Vida en el espacio sideral
Hemos sido extraídos del planeta gracias al estudio desarrollador Beyond Frames Entertainment, responsable de participar en Carly and the Reaperman y Down The Rabbit Hole. En esta ocasión nos ofrecen un título enfocado en la creación y gestión de ciudades, en particular nuestra propia metrópolis espacial habitada por extrañas criaturas antropomórficas, todo en escala miniaturizada como si fuésemos una especie de dios etéreo mezclado con el vacío del espacio.
La profesión de arquitecto espacial
Si aún no tienes el diploma no te preocupes, de alguna forma ganarás la experiencia para ser un arquitecto espacial de renombre, tal vez con alguna que otra mini-civilización devastada en el proceso, pero todo camino tiene piedras, ¿no?
En realidad el juego carece de argumento o historia. La jugabilidad consiste en un modo Sandbox y una campaña conformada por ocho niveles contando el tutorial (más una actualización gratuita de Navidad con dos niveles extra), el cual en primera instancia nos da a entender de qué va la cosa y cómo podremos dar rienda suelta a nuestras habilidades arquitectónicas.
La idea de una ciudad en el espacio puede sonar un poco problemática, pues nos podemos preguntar de dónde proviene la energía o los materiales, ya que sin dicho argumento nada tendría sentido. Es aquí donde comienza todo: empezamos con un par de habitantes posicionados en una pequeña roca en medio de la nada junto a una nube, donde se nos da a entender que las centrales eléctricas están alimentadas por las tormentosas nubes cargadas de energía. ¿Y las materias primas? La solución reside en una mecánica que he encontrado bastante agradable: los asteroides, rocas vagando por el espacio que llevan consigo materias primas obtenibles con tan solo abrirlos, haciendo uso de nuestras miniaturizadas manos envueltas en unos guantes blancos con el tamaño de uno de nuestros dedos reales.
Esta mecánica para conseguir recursos tiene el aspecto curioso de darle dinamismo al juego, dado que el requerir constantemente materiales de construcción nos hace estar pendientes en todo momento de nuestro alrededor, cazando meteoritos para abastecernos mientras vamos construyendo. Además, algunos brillan en amarillo, lo que indica que esconden una decoración, punto clave que ya explicaré.
Teniendo en cuenta lo dicho solo resta construir. Los primeros niveles nos piden cosas sencillas como conseguir unos pocos habitantes o construir estructuras especificas, y para esto lo esencial es mejorar la felicidad de nuestros ciudadanos con una serie de corazones que se llenan conforme les cumplimos sus deseos: tener casa, estar cerca de edificaciones especificas, ver decoraciones de temáticas concretas, etc. Tal que acumulado un total de "felicidad" (corazones) sumado entre todos los ciudadanos se van desbloqueando nuevas edificaciones o llamando nuevos ciudadanos, que son traídos por un automóvil espacial que parte automáticamente cada vez que se cumplen los requisitos.
Persona regalo llegando en el vehículo espacial.
Especies diversas con gustos concretos
Una ciudad cosmopolita en toda regla se formará conforme avancemos, a la cual llegan seres tan variopintos como personas-conejo, pizza, hot dog o paletas de pintura entre otras... todas con una exacerbada admiración por sus propios atributos, y aquí es donde llega la decoración como otra de las mecánicas principales del juego, ya que prácticamente todo hay que decorarlo. Si construyes una nueva casa y le pones una pizza, entonces una persona-pizza será traída por el automóvil espacial para vivir allí. También este individuo desea ver varias decoraciones relacionadas con las pizzas, por lo que terminarás poniendo elementos por todas partes del mapa con el fin de contentarlos a todos.
Persona-aguacate admirando escultura de aguacate.
En cada nivel que juguemos comenzaremos con unas dos o tres especies para ir generando nuestra urbe, al igual que los tipos de decoración serán limitados. No obstante, si conseguimos capturar los meteoritos amarillos, se irán desbloqueando nuevos tipos de decoración, y con suerte una de diferente temática de las que ya estaban, obteniendo así una nueva especie. Claro que esto se consigue por niveles, al cambiar de nivel comenzamos nuevamente de cero, solo que con nuevos objetivos.
Hay unas edificaciones en particular, aparte de las casas que debemos decorar, concretamente unos centros de habilidades que, según el tamaño, le darán a nuestros habitantes ligeras ventajas de velocidad de desplazamiento, mayor rapidez al construir o más vitalidad, aunque influye únicamente a la población aledaña, por lo que terminaremos construyendo varios de estos en una ciudad grande. Lo malo es que la variedad que tienen es muy poca, aportando en diferente medida al gameplay.
Habiendo mencionado lo anterior, he de notar que las edificaciones son construidas por los mismos habitantes, hay que estar pendiente constantemente de quién acaba de terminar de dormir, pues tendrá la energía completa, haciendo que nos desplacemos constantemente para moverlos de un lugar a otro con el fin de culminar las construcciones, más aún cuando el desastre está a la vuelta de la esquina y el tiempo apremia.
La casa de mis sueños.
Doctorado en defensa espacial
Conforme avancemos en los niveles pasaremos de solo pensar en conseguir habitantes a preocuparnos por protegerlos, ya que la candidata a supernova que se encuentra sobre nosotros amenaza con destruirnos. Es así como pasamos de decorar a buscar la manera de construir escudos electromagnéticos para defendernos de las eyecciones de masa coronal provenientes de nuestra moribunda estrella.
De esta manera el juego nos hace pasar de una ciudad simple a algo que debemos planificar ligeramente mejor si queremos que la protección sea suficiente para cada zona. Luego se añaden un par de mecánicas más para estar a salvo de esta estrella en sus ultimas etapas de vida, pero tendrás que descubrirlo por ti mismo.
Experiencia y mecánicas
Cada nivel se lleva más tiempo del que esperaba, con partidas de entre 45 minutos a una hora. Claro que si nos ponemos creativos se puede extender un poco más, y si bien se puede guardar en cualquier momento, eso no evitó que estuviera enganchado todo el rato hasta terminar el nivel por completo, por lo que diría que entretenimiento no faltó, siempre buscando conseguir recursos, atraer nuevos ciudadanos, decorar con diferentes temáticas y tener libertad creativa para construir una ciudad que no crece solo horizontalmente, sino que el espacio permite pensarla de otra manera (aunque con ciertas limitaciones).
Por otro lado, el modo sandbox resultó bastante aburrido, solo había una nube de energía dando lugar a la posibilidad de construir apenas un nodo energético, y como solo podemos construir junto a estos nodos, ocasionaba que la ciudad posible fuera muy pequeña, por lo que opté por continuar uno de los niveles de la campaña más allá del objetivo solicitado, usándolo como un sandbox con menos límites.
Sin embargo he de hacer una gran aclaración que está relacionada con el gameplay al final de este análisis, y es que el vídeo grabado lo realicé antes de la última actualización del juego, donde se aumentaron a cuatro las nubes disponibles en el modo sandbox.
Tirolesa interconectando nodos de la ciudad.
Hay un problema considerable al crear una ciudad muy grande, y es una notable bajada del rendimiento, al punto de que hacer una ciudad con tres nodos o más genera tirones notorios al igual que la bajada de FPS (en Quest 2), un problema de optimización que daña un poco la experiencia e incluso podría llegar a generar mareos.
Respecto a las mecánicas VR, me centro en decir que todo se realiza arrastrando los objetos con nuestras manos miniaturizadas, haciéndolo bastante interactivo, y el desplazamiento se da por medio de "agarrar" el espacio y tirar (similar a Gorn o Puzzling Places), con la posibilidad de girar físicamente o sosteniendo el espacio con ambas manos y haciendo un gesto de movimiento circular, por lo que es perfecto para jugar sentado o de pie.
Mi propia metrópolis espacial.
Conclusión
Personajes curiosos con variadas razas, libertad de construcción en todas direcciones, diferentes objetivos y una buena estética caricaturesca hacen de esta experiencia un agradable titulo de gestión de ciudades, enganchando bastante si te gusta el género. Puede darnos unas 8 a 10 horas de duración mínima, esto contando los dos niveles que se añadieron en la actualización de Navidad. Entre los aspectos negativos está una mala optimización para ciudades grandes, la falta de argumento y una campaña algo limitada, aunque con los dos niveles que añadieron me parece que queda más completa y puede que en un futuro se añadan más.
Podemos ver el juego en acción en el siguiente gameplay comentado:
También tenemos un programa de ROV Explorers sobre la versión de PC VR de Spacefolk City.
El juego ha sido analizado con Quest 2.