Pavlov: ANÁLISIS

El realismo por bandera

No son pocos los títulos que han intentado, con más o menos acierto, buscar el apodo del Counter Strike de la realidad virtual, pero es quizá este Pavlov el que más cerca está de conseguirlo. La verdad es que razones no le faltan, y ahora, tras las declaraciones de sus desarrolladores alabando el rendimiento del nuevo visor de Sony, toca llegar al campo de batalla y alzarse con la victoria.

Pavlov ofrece un amplio abanico de modos de juego, tanto en su vertiente multijugador como local si así lo preferimos. Pero antes de nada, no está de más que nos adentremos en cómo se siente Pavlov a los mandos, su control y su curva de entrada. Y lo cierto es que, una vez puestos en faena, sujetar cualquier arma, disparar y recargar es un auténtico gustazo. Todas ellas podemos controlarlas únicamente con una mano, pero esto hará que el retroceso sea demasiado acusado y acabemos soltando una ráfaga de balas hacia las nubes.

De este modo, si queremos mejorar nuestra precisión, el juego nos insta a sujetarlas con ambas manos, una de ellas simplemente para asegurar su firmeza y mejorar la precisión. Quizá al principio resulta un tanto extraño mantener ambas manos en el aire y acercarlas a nuestra línea de visión para asegurar el tiro, pero poco a poco se va sintiendo más y más natural. Cada disparo se siente realista como nunca gracias a la combinación de un sonido contundente, una vibración muy acertada y la muy bien resuelta resistencia de los gatillos, todo para sumergirnos en la zona de disparos.

Posiblemente el punto más conflictivo sea su extremadamente fiel sistema de recargas. Cada una de las más de 50 armas disponibles ofrece su particular y único modo de recarga, y esto quiere decir que, aunque similares, la forma de extraer la munición utilizada, colocar la nueva y dejarla a punto para el disparo requiere de una práctica previa. Un ensayo y error que en ningún momento se enseña al jugador, que tendrá que experimentarlos durante la partida o en el centro de práctica.

Recargar las armas nunca se ha sentido tan bien... aunque requiera aprendizaje.

Esto hace que durante nuestras primeras sesiones perdamos un tiempo demasiado valioso con la consecuente y casi segura muerte mientras intentamos poner a punto nuestro rifle. Especial atención a aquellos revólveres o escopetas donde debamos colocar una a una las balas necesarias en el tambor. Este factor, con luces y sobras, convierte a Pavlov en una experiencia única que se domina con la práctica y ofrece una satisfacción tremenda cuando la llevamos con soltura, pero que también pondrá de los nervios a más de uno cada vez que toque enfundarse un arma desconocida.

Experimentando con bots

Tras un tutorial bastante mejorable que genera más incertidumbres que ayuda, la vertiente local del título ofrece opciones para todos los gustos:

• Zombis: El modo más genérico de Pavlov, en el que prima la supervivencia a una secuencia de hordas de no muertos. No ofrece nada especial y acaba resultando el patito feo de la oferta.
• Hunt: Algo parecido al anterior, pero contra cientos de soldados armados hasta los dientes.
• Gun: Una pequeña variante del anterior donde debemos eliminar rivales con un arma distinta cada vez.
• Team Deathmatch: El modo clásico por excelencia, una pelea entre equipos.
• Search & Destroy: Acabar con el rival a balazos o colocar la bomba a tiempo. Esto último es mucho más complejo y sin idea de hacia dónde debemos ir.

 Cada disparo se siente realista como nunca gracias a la combinación de un sonido contundente, una vibración muy acertada y la muy bien resuelta resistencia

Todos estos sirven para aprender a jugar, a trastear con cada arma y sobre todo a adquirir fluidez... porque la vamos a necesitar. Por suerte, cada uno de los modos es completamente configurable, por lo que se adaptan a nuestras necesidades sin problemas. A medida que aprendamos, basta con aumentar la dificultad de los bots para darnos cuenta que no somos tan hábiles como pensábamos.

Por supuesto, esto acaba resultando en algo más que unas simples prácticas, y es que antes de tener de los reflejos necesarios para enfrentarnos a otros jugadores, no está de más jugar para descubrir cómo ajustar el giro de cámara, la velocidad, etc… Sin duda, una opción muy de agradecer no siempre presente en todos los títulos de esta índole.

Los niveles de la Segunda Guerra Mundial son más amplios, con armas propias... ¡y vehículos!

La hora de la verdad

Y es ahora, al prepararnos para el asalto de jugadores de todo el mundo, cuando nos damos cuenta de las posibilidades jugables de Pavlov. Irremediablemente debemos jugar de pie, y es así principalmente por ser el modo más versátil y adecuado para su exigencia. Algo que viene de manera intrínseca marcada por la habilidad de su comunidad de usuarios. Algo que, por cierto, no te dará un segundo de respiro.

Deberemos saber muy bien cuándo recargar, cómo movernos por sus verticales y retorcidos niveles, agacharnos físicamente para esquivar disparos y otras muchas cosas que ya imaginarás. Es una lástima que no todos los rincones sean accesibles para esconderse, bajo algunas escaleras por ejemplo, y que haya tan pocas explicaciones de cómo subirse a vehículos y cómo actuar en ciertos modos de juego. Esto causará algo de desconcierto inicial, muertes y algo de rabia por no saber muy bien qué hacer.

Una auténtica pena no desbloquear skins para las armas, personalizar nuestro personaje u otras tantas posibilidades

Todo esto sería un problema si no pudiéramos jugar, pero no es el caso. De momento, en partidas de 10 jugadores, a falta de igualar los más de 20 en PC, siempre, en todo momento hay partidas disponibles. De forma sencilla vemos los jugadores de cada sala, el modo de juego y con un sencillo clic ya estamos dentro. Y hay unos cuantos modos más allá de los mencionados más arriba. A saber:

• TTT: Una suerte de Among Us con detectives, inocentes y traidores. Un nueva experiencia para el shooter con el que seguro te diviertes escuchando a tantos guiris, mozuelos sobre todo, gritando y volviéndose locos entre carcajadas.
• The Hide: Dos equipos enfrentados con invitados sorpresa: Los ocultos, jugadores con visión infrarroja donde se diferencia la salud del enemigo por gama cromática, mayor velocidad de movimiento, agarre a las paredes y un cuchillo como arma para acabar con todos.
• One in the chamber: Una sola bala en la pistola. ¿Si la gastamos? Siempre podemos acuchillar rivales y quedarnos con su arma…si es que todavía está cargada.
• WW2 Gun Game: Un mapa principalmente exterior con tanques, vehículos, lanzagranadas y armas pesadas. Quizá demasiado extenso para tan pocos jugadores.
• Push: Un mapa abierto, también con tanques, con varios objetivos a cumplir a medida que avanza la partida.

Prepara tu pulso: desactivar bombas requiere introducir manualmente una sucesión de dígitos.

A la altura

Todo esto del gameplay y modos está muy bien pero ¿hay algo donde cojee la propuesta de Vankrupt Games? Lo primero decir que su apartado visual lo supera con nota. Cierto es que los mapas no son muchos y gráficamente aquellos más abiertos no llegan al mismo nivel que los interiores, pero es nítido, fluido y cuenta con las opciones habituales de confort. Como decíamos, eso sí, nos olvidamos de jugar sentados al no poder ajustar la altura del jugador.

No todas las texturas resultan igual de trabajadas, pero el conjunto global en entornos cerrados es muy satisfactorio, al que no le vendría mal dejar de ser tan de "cartón" en ocasiones. Podemos romper cristales y algunas otras cosas, pero por lo general echamos de menos mayor interacción en los niveles. Por su parte, el modelado de las armas es excelente, y no está nada mal, cosa poco habitual, el detalle de los jugadores.

Si a esto lo acompañamos de unos tiempos de carga nulos, la gran mejora de la realidad virtual en PS5, un buen uso de los mandos y sus contundentes efectos sonoros (poca música hay aquí) Pavlov parece un producto muy bien cuidado... pero sin progreso. Sin duda, la gran lacra de un título con decenas de modos de juego y un gameplay pulido que se olvida de la evolución del jugador para centrarse en el jugar por diversión.

Una auténtica pena no desbloquear skins para las armas, personalizar nuestro personaje u otras tantas posibilidades en dicho sentido. Jugar es divertidísimo, pero tras su dificultad para entrar en el modo online (los jugadores no tienen compasión ninguna) se agradecería una recompensa en forma de experiencia para no penalizar tanto las incontables veces que moriremos. Por su parte, con los puntos de la partida en juego podemos comprar armas o armaduras únicamente para dicha sesión.

Nuestro escenario favorito: vertical, colorido y con mil rincones estratégicos.

Conclusión

Pavlov es sin duda el shooter multijugador por excelencia en realidad virtual. Lo es por un gunplay fantástico, reforzado por los VR Sense, cientos de opciones jugables en forma de modos y armas, además de contar con una comunidad volcada en el juego de Vankrupt Games. Ha evolucionado y madurado para llegar al lanzamiento de PSVR2 como uno de los títulos más divertidos y competitivos del sistema. Por el camino se deja una mayor accesibilidad para el jugador durante las primeras horas (sistema de recarga demasiado exigente, pocas explicaciones de sus modos...), algunos mapas y un sistema de progresión que le elevaría de categoría. Si sigue el camino recorrido hasta ahora, seguro que pronto volveremos a hablar de él y de forma aún más positiva si cabe.

Análisis realizado en PlayStation 5 con PSVR2 sobre la versión del juego 1.007.003