Mythic Realms: ANÁLISIS

18 MAR 2025  18:00

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Mythic Realms: ANÁLISIS

La realidad mixta está marcando una nueva vida a la realidad virtual con una variedad de propuestas cada vez mayor. Ha llegado el turno ser un guerrero dispuesto a darlo todo por su pueblo. Disponible para Quest 2/3/Pro.

Aventura de andar por casa

A veces resulta complicado imaginarse cómo nuestro salón puede convertirse en un entorno virtual jugable. Esqueletos, dragones y todo tipo de criaturas aparecen frente a nosotros para dar forma a Mythic Realms, un roguelite de estética medieval donde combatir no es lo más importante, sino conseguir recursos para hacer de nuestra aldea un lugar idílico para comenzar una nueva vida. La idea de Petricore’s es atrevida, además de difícil para llevarla a la práctica y quizá eso es lo que la hace apetecible para acercarse a ella y comprobar si han sabido darle forma.

 

Desafortunadamente, Mythic Realms no termina de funcionar. Sí lo hace su núcleo mecánico, pero no a la hora de que su jugabilidad en el mundo real ofrezca profundidad a medio plazo. Como decimos, el objetivo de la aventura es dar vida a un poblado desde cero. Para ello montamos expediciones a diferentes lugares del reino con la esperanza de no volver con las manos vacías porque de ello depende destinar recursos a construir puentes, talleres y otros edificios para que el poblado se llene de vida y por, por tanto, mayores oportunidades para crecer como valientes guerreros.

 

 

El poblado se representa en un mundo virtual completo, sin realidad mixta, y nos movemos libremente por él para aceptar misiones en el tablón correspondiente, conocer a nuevos aldeanos con sus propias peticiones, crear armas cuando se nos permita y gestionar nuestras magias. Para satisfacer la demanda y nuestras propias necesidades, salimos de expedición, ahora sí, con la realidad mixta por bandera. Sin respetar mucho los límites marcados por la zona de juego, nuestra casa se decora con algunas plantas, objetos de atrezo e iconos de acción. Ah, y un profundo cielo azul ambientándonos en el escenario visitado.

 

Acompañados de, inicialmente, una espada, debemos cruzar los bosques o cuevas formados por los ladrillos de casa mientras interactuamos con los iconos que dan pie a combates, pesca o la obtención de recursos talando árboles.  Estos nos obligan a movernos físicamente por la estancia y no siempre se adaptan de la mejor forma a ella. Es frecuente ver como algunos elementos son de difícil acceso, otros se solapan con muros y a veces los enemigos se atascan (o más bien sus ataques) entre paredes sin recibir ni un rasguño por nuestra parte y quedando totalmente vendidos a los ataques de espadas, cetros mágicos o lo que hayamos conseguido.

 

Mythic Realms

Ver a estos tipos en casa es resultón pero pronto pierde el factor sorpresa.

Una idea que debe madurar

Asumiendo que la realidad mixta no siempre es una buena compañera de viaje, Mythic Realms deja su mayor intención sobre ella y eso precisamente hace que un desarrollo como el que propone acabe desgastado demasiado pronto. La distribución de todos los elementos siempre es muy similar por las limitaciones del entorno real y esas mazmorras que aparentaban esconder hordas de enemigos no son más que pequeños combates, que activamos a tocar el icono de combate, con unas mecánicas demasiado básicas que no aportan desafío alguno... ni tampoco demasiado interés.

 

El combate es muy simple y agitar los brazos parece más que suficiente para salir airosos del peligro. Hace cosas bien, desde luego, y es que su sistema de progresión es interesante, siendo lo que nos hace querer jugar, pero su envoltorio no está todo lo maduro que nos gustaría. Por los niveles nos topamos con armas que podemos mejorar, las que requieren dos manos para manejarse realmente las necesitan (no como en otros juegos) y esa mezcolanza de enemigos y "farmeo" es ágil y funciona, aunque no durante tanto tiempo como quiere hacernos creer.

 

 

La pesca también peca de sencilla limitándose a agitar los mandos en el momento justo a través de una interfaz radial lo que no transmite sensación de estar con una caña en las manos y la obtención del resto de recursos pronto se torna repetitiva y poco práctica. Mythic Realms está pensado para jugar, morir, mejorar y reintentarlo. Basa demasiado su avance en el farmeo y aunque su flujo de juego sea rápido, sentimos demasiado pronto que nuestra casa se queda pequeña para una aventura tan grande, un temor que se ha cumplido y del que vemos difícil poner solución al apostar tanto por la realidad mixta de la forma en la que se hace.

 

En lo técnico nos encontramos con un producto muy básico, de una carga poligonal pobre y unas texturas poco trabajadas. La parte buena pasa por un colorido que camufla bien sus carencias, sobre todo cuando vemos aparecer esqueletos y dragones frente a nosotros junto al sofá. Pero las animaciones y demás interacciones al final delatan su origen indie y le acaban pasando factura a un juego demasiado ambicioso, de buenas ideas pero limitado por ella misma. Quizá el recurso de la realidad mixta para una aventura de esta índole necesite una pensada más para aportar algo más y querer de verdad explorar nuestra casa en busca de tesoros ocultos.

 

Mythic Realms

Los jefes de cada zona exigen un nivel de jugar alto para ser dignos rivales.

Conclusión

Mythic Realms tiene un idea fantástica que pronto cae por su propio peso. El diseño de niveles queda totalmente limitado por la zona de juego que no es otra que nuestro salón de casa y penaliza un aventura que podría haber dado mucho más de sí con una realidad mixta de la que no dependiera tanto.

 

Análisis realizado en Meta Quest 3 sobre la versión del juego 1.0.0.2

+ La combinación de VR y MR

+ Núcleo de juego interesante

- Diseño de niveles pobre demasiado pronto

- Mecánicas jugables muy básicas

- En lo audiovisual, pobre

- Problemas con la realidad mixta

5,5 "Aceptable"