Escaping Wonderland: ANÁLISIS
24 SEP 2024 19:00
Volvemos caer por la madriguera del conejo blanco al País de las Maravillas, sin ser Alicia, para explorar un diorama lleno de rompecabezas y personajes extravagantes con diversas preocupaciones. Disponible para Quest 2/3/Pro y Pico.
Huir de unos problemas para caer en otros
Cuatro años y medio después del muy recomendable Down the Rabbit Hole nos llega su segunda parte. No es una continuación de la historia, que quedó bien cerrada, sino un regreso al País de las Maravillas con nueva protagonista, nuevos personajes secundarios, diferentes rompecabezas y una emotiva historia que nos ha hecho sonreír y casi llorar.
La joven Molly se cae por el hueco de un árbol sin saber cómo ni recordar nada de su vida anterior a la llegada a un diorama habitado por personajes con sus propias preocupaciones. El primero es un topo, el encargado del mantenimiento de una máquina que podría ayudarnos a escapar de ese maravilloso mundo, que no lo es tanto.
El topo, cegato y con tendencia a perder todo tipo de gafas, sí nos recuerda, sabe quién somos porque ya estuvimos allí antes, así que quizá la mejora manera de recuperar nuestra memoria sea ayudarle a recuperar las piezas robadas de esa máquina. De esta manera comienza una entretenida aventura narrativa de exploración y resolución de puzles.
Una gran maqueta dividida en ocho escenarios
La historia se desarrolla en ocho zonas, a las que accederemos montándonos en un ascensor. Cada una contiene una serie de rompecabezas, que hay que resolver para poder pasar a la siguiente. En muchas de ellas nos encontraremos con personajes que tienen algún problema y necesitan nuestra ayuda.
Esos puzles son bastante lógicos, variados y ninguno es extremadamente difícil. Originalidad, poca, pero son entretenidos de resolver. Los hay de dirigir rayos de luz mediante espejos, conectar cables, pulsar interruptores o manipular las agujas de un reloj para hacer retroceder el tiempo y poder modificar pequeñas acciones en el pasado con consecuencias en el presente.
Algunos de ellos no los puede resolver Molly ella sola, a la que manejamos en tercera persona, necesitará la colaboración de un pájaro dodo, al que previamente habremos liberado de una jaula. Tendremos que turnarnos en el manejo de ambos personajes dentro de un mismo escenario.
Para que no nos quedemos atascados en los puzles más complejos, encontraremos un botón con el símbolo de una interrogación. Si lo pulsamos, nos aparece una pista, y así hasta tres. Además de superar estos desafíos, obligatorios para avanzar, podemos alargar la vida de la aventura recogiendo coleccionables más o menos escondidos: pedazos de fotografías, modelos de gafas que ha perdido el señor topo, cintas de casette y unas tarjetas que nos recuerdan algunas decisiones que tenemos que tomar.
No todo consiste en explorar y resolver rompecabezas, también tendremos diálogos con personajes con respuestas a escoger. En estas escenas la vista cambia a tercera persona. Las voces están en inglés, pero todo el juego está traducido al español: menús, entradas en el diario, diálogos por escrito, subtítulos cuando nos hablan.
Por último, la jugabilidad se completa con la posibilidad de utilizar dos herramientas: una tetera que alberga luciérnagas para alumbrar sitios oscuros, y un tirachinas que nos permitirá lanzar objetos para poder, por ejemplo, derribar una roca que nos impide el paso o activar mecanismos a distancia.
Apartado audiovisual e inmersivo
Visualmente, es muy atractivo, incluso más que Down the Rabbit Hole, con más variedad de escenarios y riqueza de detalles, aunque sin llegar a lo espectacular. Los personajes secundarios están bien diseñados, y solo con verlos ya sabemos si son simpáticos u odiosos. Mención especial a las bombillas que trabajan en la mina de diamantes, que merecerían un juego propio.
El apartado sonoro está cuidado, con voces en inglés fáciles de entender (si no, hay subtítulos), melodías discretas que acentúan los momentos mágicos, siniestros, divertidos y melancólicos de la historia.
Moverse por la maqueta e interactuar con sus elementos es sencillo, pudiendo acercar o alejar nuestra cabeza para ver mejor las cosas, y girar el tronco hueco del árbol que contiene este fantástico mundo de dibujos animados agarrando unas pequeñas raíces.
La mecánica del tirachinas no pasa de correcta para sus fines, mientras que lo de iluminar con la tetera casi ni tendremos que usarlo, se le podía haber sacado más partido. Ambos objetos, colgados a cada lado de nuestro cuerpo invisible cuando estamos con la vista en primera persona, resultan algo molestos a la vista.
Subir escaleras, cambiar de personaje o recoger objetos, se hace pulsando el botón A. Para la interacción con otros elementos usaremos métodos más inmersivos, utilizando los controladores Touch. Recomiendo "tocarlo todo", os llevaréis algunas sorpresas, y si sois "completistas" alargaréis la duración de la aventura, que es de unas 5 horas.
Conclusión
La fórmula de combinar rompecabezas con el contar una historia está mejor integrada que en la primera aventura del País del las Maravillas, siendo ambos elementos más interesantes. Si Down the Rabbit Hole os gustó, este os encantará. Escaping Wonderland es otro excelente ejemplo de lo bien que le sienta a la VR acercarse al mundo de los dioramas y los dibujos animados.
El juego ha sido analizado con Quest 3.
TheFosVR
Visores
#1 24 SEP 2024 21:12
Que buena pinta, a la lista de deseos que se va.
Uno de mis sueños sería tener un juego de PS3 'Puppeteer' en VR. Generaba escenarios al estilo de un teatro y jugaba con las perspectivas y tamaños constantemente, una joya que pasó sin mucha pena ni gloria y sería perfecto para la VR.
Me lo ha recordado un poquito este, salvando las distancias.
albertopina1
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#2 24 SEP 2024 22:03
A la saca
ray_manta
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#3 16 NOV 2024 12:08
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