Wall Town Wonders: ANÁLISIS

21 NOV 2024  17:00

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Wall Town Wonders: ANÁLISIS

¿Te imaginas construir una ciudad de diminutos seres? Así puede que sea algo demasiado familiar pero todo cambia sabiendo que lo harás en las paredes de tu propia casa. Disponible para Quest 3.

Rompiendo barreras

La realidad mixta no para de darnos alegrías en forma de juegos o experiencias que incentivan la creatividad de los desarrolladores. Hace poco disfrutamos de Spatial Ops o Make it Stable, dos propuestas tan dispares como inmersivas impensables hasta hace no mucho. Hoy le toca el turno a los títulos de gestión con Wall Town Wonders. En él debemos construir una ciudad desde sus cimientos aprovechando los de nuestra propia casa. Además si detrás está el estudio Cyborn, creadores de Hubris, más de uno pondrá el ojo en él.

 

Y lo cierto es que los primeros compases con la aventura son un "wow" constante. Una pequeña exploradora aparece por un agujero en la pared de casa y nosotros, como gigante, debemos ayudarla a construir las primeras viviendas para que esta diminuta raza tenga un lugar donde vivir y crecer. El juego escanea nuestra sala de juego para detectar muros, muebles y suelo para así saber donde podemos ubicar las construcciones y también recordar su ubicación para que cuando volvamos a jugar estén ahí, en el mismo lugar donde las dejamos en nuestra sesión previa.

 

 

Esta persistencia en la realidad mixta resulta fascinante y no importa que el ayuntamiento lo construyamos junto al restaurante o lo decidamos llevar a una habitación completamente diferente en nuestro hogar porque al final en Wall Town Wonders nosotros decidimos cómo jugar y sobre todo, crear. No importa si jugamos en una estancia pequeña o más espaciosa. Cada nueva construcción tiene un tamaño determinado que podemos ubicar donde gustemos: todos frente a nosotros en la misma pared o rodeándonos por completo para jugar en 360 grados, algo muy interesante.

 

Pero explicando un poco en qué consiste tenemos que conseguir los recursos necesarios para colocar nuevas edificaciones, mejorar las existentes y hacer que esa ciudad crezca. Cada vez habrá más habitantes y por tanto también más necesidades y posibilidades. La mina es fundamental en Wall Town Wonders y veremos como nuestra pared se llena de túneles aleatorios para recolectar materiales. Otras no requerirán de nuestra ayuda por generarse de forma pasiva y no podremos obtener más recursos de cada lugar hasta pasado un tiempo.

 

Wall Town Wonders

Ver como nuestro salón se llena de casas y pequeñas personitas es muy satisfactorio.

Con paciencia y buena letra

Tras ver como una avioneta sobrevuela nuestro salón, guiar a un globo hasta el puerto de aterrizaje o acabar con los insectos que recorren la pared  intentando acabar con la cosecha a ballestazo limpio no paran de surgir más actividades. Incluso las hay que ocupan parte del suelo. Salir en busca de setas entre nuestros muebles o pescar en un lago en miniatura que nosotros decidimos donde colocar son algunas de ellas. También guiamos a unos lagartos de pared en pared en busca de frutos y así con unos cuantos minijuegos más que hacen del título de Cyborn algo más activo de lo que pensábamos.

 

Pero todo tiene una parte mala. Wall Town Wonders es un juego pausado y sin ningún tipo de ritmo. Intenta evolucionar metiendo todo lo comentado de forma progresiva pero cualquier actividad se muestra lenta, repetitiva y, tras varias veces, pesadas y largas. No es generoso con el tiempo del jugador y se nota algo tosco y prematuro en la comunicación y cómo espera que reaccionemos al simple hecho de hablar con alguno de los habitantes cuando necesitan algo. Esto hace que ese impacto inicial se vaya perdiendo cuando comenzamos a ver sus taras.

 

 

Nos hemos topado con algunos bugs en realidad mixta, sobre todo a lomos del lagarto, que han acabado tirándonos del juego más de una vez. Y es una lástima porque destila trabajo y buen hacer. Dejando a una lado una localización mejorable (llega con textos en castellano) la parte visual es absolutamente preciosa. El nivel de detalle es sobrecogedor y resulta muy inmersivo asomarse a las casas para ver sus detalles imperceptibles a simple vista. Además la nitidez es estupenda y aunque a veces se desdoblan los bocadillos de textos, no es algo que moleste en exceso ni sea habitual.

 

Puede que la parte sonora no sea su fuerte con una música ambiental anecdótica y unos efectos nada destacables, pero al estar sumergidos en un mini mundo en nuestra propia casa no es algo que tampoco requiera nada especial. Echamos de menos más sensaciones como las iniciales cuando sobre uno de lo mandos llevamos a la exploradora por casa en busca de los primeros de recursos, algo más de guión, pero sobre todo ritmo para que su irremediablemente repetitivo ciclo de juego sea mucho más llevadero y llegar a ser más que una cara bonita.

 

El seguimiento de manos funciona como se espera.

Tocando, pero poco

Algo tan tangible se presta precisamente a poder tocarse y es lo que ofrece Wall Town Wonders. Dejando a un lado los mandos podemos jugar tan sólo con nuestras manos... pero desde luego no resulta ser la mejor opción. Al final es un juego pensado para manejarse vía puntero y seleccionar bastantes opciones en los menús flotantes. Esto resulta más práctico con el control tradicional y además el gesto de la pinza para ciertos minijuegos nos puede dejar vendidos en más de una ocasión. Quizá dirigir la avioneta atravesando anillos por casa se siente más natural... pero no lo compensa.

 

Además esta opción de control se presta a querer tocar a cada habitante que tenemos al alcance de la vista y lamentablemente no ocurre nada al hacerlo. No hay ningún tipo de interacción con nada del entorno si no es algo que el juego requiera. Además, como decíamos, su desarrollo es especialmente lento, acceder a cada prueba requiere ver como la persona que lo habilita sale de su casa e incluso se desplace hasta el lugar correspondiente... y así con infinidad de situaciones que lo hacen creíble al principio pero desesperante cuando es una constante fácilmente evitable.

 

 

Si buscas sumergirte en su edificaciones hay garantizadas al menos un docena de horas para desbloquear a los cerca de 40 personajes y hasta 100 tipos de edificios que después podemos personalizar con vestimentas y colores respectivamente. Mejorar las actividades que generen los recursos más demandados es vital para no quedarnos varados en su gameplay pero aún así se nota demasiado tosco a la hora de comunicarse con nosotros para saber qué hacer, cómo y sobre todo sentir satisfacción al conseguir hitos.

 

Por el camino llegarán actualizaciones, eventos y sorpresas todavía por desvelar que seguro se acompañan de estas mejoras de usabilidad tan necesarias y con suerte un mejor equilibrio entre la gestión y la diversión. Es una pena que esas primeras impresiones, y el detalle de lo que pone en pantalla todavía se note en estado de cocción porque tiene todos los ingredientes para que Wall Town Wonders sea uno de esos juegos imprescindibles a enseñar a las visitas de amigos a casa y convencer a los escépticos de lo que la tecnología puede hacer.

 

Wall Town Wonders

 Los minijuegos añaden variedad pero les falta chispa.

Conclusión

Wall Town Wonders se desinfla demasiado pronto. El impacto de los primeros minutos se va desvaneciendo de forma gradual con un desarrollo lento y carente de ritmo. Construir una ciudad como esta en las paredes de casa es una idea alucinante que nos gustaría ver más trabajada para recomendarla a nuestros amigos más allá de observar como la decoración del salón cambia para albergar la vida de tantas pequeñas personitas. Nosotros queremos seguir edificando pero le faltan tablas para atraparnos como debería.

 

Análisis realizado en Meta Quest 3.

+ Idea excelente y sorprendente al inicio

+ Visualmente es una delicia

+ Inclusión de minijuegos para ganar dinamismo

- ...aunque poco pulidos, pesados y sin chispa

- Desarrollo lento por evolución y tiempos de juego

- La usabilidad y algunos bugs

6,5 "Bueno"