[Actualizada] Probamos DriveClub con PlayStation VR - Gamescom 2016

La completa instalación de un cockpit con volante Thrustmaster y sus correspondientes pedales nos hacía presagiar una gran experiencia de realidad virtual a bordo de un potente deportivo. Sin embargo, no podemos negar que este primer contacto con DriveClub nos ha dejado un poco fríos. Quizás tengamos el problema de la inevitable comparación con Project CARS o DiRT Rally en un Oculus Rift, que gráficamente resultan descaradamente superiores a la experiencia que hemos vivido hoy en la Gamescom con la consola de Sony. Sin entrar en detalles sobre si se trata de una experiencia fidedigna de conducción real o de un simple arcade con un volante (aunque nos parece que DriveClub está más cerca de esto último), la definición de los objetos lejanos y la simplicidad de muchos elementos del escenario hacen que la experiencia resulte un tanto descafeinada. Por supuesto, no es una versión final del juego, pero sin duda esperábamos algo más de este juego.

La sensación de velocidad y la descarga de adrenalina no nos las quita nadie, y el interior de la cabina del coche está muy logrado y resulta más o menos creíble, pero lo que vemos detrás del cristal no nos ha llamado lo más mínimo. Tampoco están mal los modelos de los coches de nuestros rivales, pero quizás el problema sea el comentado anteriormente, que no podemos evitar comparar con dos títulos muy superiores a nivel gráfico en un visor de realidad virtual que también ofrece una mayor definición, y es posible que quien no pueda comparar encuentre a DriveClub menos decepcionante. Por desgracia, a nosotros no nos ha ocurrido, y sí que hemos podido disfrutar de Robinson The Journey a pesar de sufrir las mismas limitaciones de hardware, así que tras esta breve toma de contacto creemos que a DriveClub le falta un punto para satisfacer nuestra necesidad de velocidad. Ojalá la versión final nos haga cambia de opinión.