Skyrim VR: ANÁLISIS

UN DÍA EN SKYRIM

No hay nada como saber de primera mano como es vivir un día en la vida de un habitante de Skyrim. Tal es así que hemos decidido coger nuestros bártulos y acompañar a Shakar Blackarrow a dar una vuelta en su día a día. Esto no es Callejeros, es ROV así que remarcaremos el uso de los controles, las diferentes situaciones que podremos encontrar y la experiencia que se extrae jugando a Skyrim VR.

Suena la puerta, alguien la golpea enérgicamente desde fuera, ¿qué ocurre? Nadie nos dijo que en la posada “La abeja y el dardo” nos despertarían tan temprano. Las 17:37 de la tarde es la mejor hora para dormir sobretodo después de una interesante noche con la hija del mesero en la que la abeja parecía ser ella, y el dardo… dejémoslo. Toca ponerse en marcha. Salimos al exterior con la idea retomar la misión que empezamos el día anterior. Necesitamos oro, no hay otra.

Como Shakar Blackarrow que somos es imperativo vivir Skyrim mediante el modo de control libre haciendo uso de los PlayStation Move. Nos encanta eso de sacudir los brazos y a diferencia de la noche anterior esta vez sí está justificado.

Comenzamos a desplazarnos por el pueblo de Riften mientras pulsamos el botón central del controlador derecho para andar en línea recta, a su vez ladeamos los controladores suavemente para reconducir nuestros pasos. Un crío decide asustarnos por detrás por lo que comenzamos a pulsar el botón cuadrado intensamente para girar los grados necesarios y así darnos la vuelta acabando por verle la cara. El chico nos sonríe así que evitamos sacudir nuestro move derecho para estamparle un puñetazo en la cara, ni nosotros somos tan crueles.

El susto junto con la fiesta de la noche anterior nos hace olvidar en qué punto de la misión nos encontrábamos así que decidimos pulsar el botón cuadrado del controlador izquierdo para acceder al resumen de nuestros viajes. Desde ahí no solo podemos comprobar nuestros quehaceres pendientes, si no también acceder a las opciones del juego e incluso guardar nuestra partida. Para desplazarnos entre las diferentes opciones sostenemos el botón posterior del controlador derecho y movemos la muñeca en la dirección de la selección deseada.

Recordada nuestra misión toca ubicarnos de nuevo. La noche anterior cuando llegamos a Riften no estábamos en nuestras mejores condiciones así que no hay otra que consultar nuestro querido mapa, si, aquel bártulo con el que envolvimos el pan de hace dos días. Pulsando el botón triángulo accedemos a un menú rápido en el que podemos escoger acceder al mapa, al árbol de habilidades, a los objetos o a las magias. Escogido el mapa nos maravilla encontrarnos una vez más en los cielos de Skyrim, observando desde lo alto toda la geografía disponible mientras vemos destacados aquellos lugares que hemos encontrado, la mayoría tabernas. Ya sabemos donde ir pero a ver ahora quién demonios nos ayuda a bajar de aquí.

Enfilados de camino a una cueva que aguarda nuestra visita decidimos aprovechar la ocasión para guardar el arco y ponernos algo más creativos. Trataremos de usar nuestra magia aunque sea para acabar con alguna rata que pueda aparecer en el camino. Y es así como en dos minutos nos encontramos atacando a toda criatura viviente haciendo uso de ambos Move. Con la mano izquierda congelamos a nuestros enemigos mientras que a la vez, con la mano derecha los achicharramos. Una experiencia religiosa llena de claroscuros.

Gracias al control de los moves podemos utilizar cada mano indistintamente. Apuntar a dos objetivos diferentes con nuestras magias, hacer uso de dos espadas a la vez, o apuntar con el escudo a las flechas que nos lanzan son solo algunas de las opciones que nos ofrece esta versión.

Nuestros pasos nos llevan finalmente al objetivo. Nos encontramos en el interior de una cueva y los sonidos que retumban en las paredes no adelantan nada bueno. El sigilo es la mejor opción así que optamos por mantener el botón triángulo del Move derecho para así agacharnos, un pequeño icono nos muestra que no hemos sido descubiertos y nos mantenemos en las sombras. Nuestros movimientos son más lentos pero el sonido que generamos es menor así que todo bien.

De todos modos poco importa ya que el destino hace que nos topemos con un enigmático cofre haciendo que Shakar se deje de sigilo y corra como orco en lodazal. El baúl se encuentra bloqueado así que optamos por hacer uso de la ganzúas para desbloquearlo. Aún siendo una acción que nos pide inclinar los moves y escenificar el acto de girar los mecanismos, la resolución final es más sencilla, tan solo debemos tocar los botones cuadrado y triángulo para rotar los mecanismos y posteriormente apretar el botón trasero del move izquierdo para forzar el engranaje, nada más. Mucho movimiento para conseguir unas botas putrefactas y un libro sobre la ausencia de ética y la maldad implícita en el acto de robar.

Os continuaríamos aburriendo con la misión de Shakar pero su resolución fue cuanto menos la antítesis de lo épico. Al final esa cueva resultó ser su hogar, y tal épica aventura no fue más que una de tantas borracheras en la vida del elfo oscuro. Algunos incluso dicen que lo de la taberna nunca ocurrió y que el movimiento de los moves no fueron más que la representación del amor propio de Shakar.

Cuando te enfrentas con el análisis de un juego tan conocido y valorado como es Skyrim surgen muchas dudas en cuanto a cómo enfocarlo de la manera más justa. Volver a disfrutar de esta enorme experiencia esta vez bajo el amparo de la realidad virtual es algo muy emocionante pero a su vez complicado. ¿Cómo analizamos esta propuesta?, ¿Cómo la valoramos?, ¿Lo hacemos en base al excelente juego que ya conocemos o bien bajo los estándares de la realidad virtual?

Que Skyrim sea uno de los juegos mejor valorados por crítica y usuarios ya nos asegura que nos encontraremos ante un juego brillante aún obviando su propuesta virtual. Es así como, ya desde un inicio nuestros esfuerzos se han centrado en comprobar si la experiencia base ha sido bien trasladada a este nuevo formato o si por el contrario la ha limitado en cuanto opciones se refiere.

Tras muchas (pero muchas muchas...) horas podemos afirmar que Skyrim VR es un juego que se disfruta muchísimo, mejorando de hecho muchas de sus características iniciales. La inmersión alcanzada en este juego gracias a su enorme escala, trabajada escenografía y estupenda locomoción hacen del juego de Bethesda una enorme experiencia audiovisual que nos enganchará sin remedio. Y es que ahora ya no concebimos enfrentarnos al basto mundo de Skyrim sin ser nosotros los responsables de escenificar cada espadazo, golpe de escudo, flechazo o chispazo mediante los controladores de movimiento.

Al igual que la emoción nos embarga por completo al hablar de este juego (yo mismo he dado más espadazos al aire explicándoles el juego a mis amigos que Shakar en toda una vida en Skyrim), debemos tener en cuenta las limitaciones que el juego trae consigo y que desgraciadamente influyen en el resultado final de la propuesta.

Skyrim VR es un juego borroso. Su ausencia de definición venida del hardware sobre el que corre (PS4 pro en este caso) es más que evidente pudiendo generar molestia en su uso prolongado, de hecho incluso nos ha perjudicado directamente no pudiendo distinguir mobiliario de enemigos. Si bien es cierto que al entrar en materia es algo que vamos olvidando, cada nueva visita a Skyrim nos recordará que la resolución es una tarea pendiente y que quizá PS4 no era la plataforma más óptima para este tipo de experiencia. Además su control aunque bien solucionado requiere de un aprendizaje que puede volver locos a algunos jugadores.

Lo que es innegable es que Skyrim VR es un juego que se disfruta muchísimo y que obviando sus fallos puede ofrecernos largas tardes de entretenimiento puro y duro. Cuando compramos las gafas de realidad virtual buscábamos inmersión y os aseguramos que el juego de Bethesda cumplirá más que nunca con su cometido siendo uno de los juegos más completos y entretenidos de PSVR.