System Critical 2: ANÁLISIS

Donde ponen el ojo ponen la bala

Mucho se habla de que System Critical II, la secuela de un primer juego que vio la luz únicamente en PC, bebe de Mega Man (o Rockman en Japón) para llevar a la realidad virtual su desafiante propuesta. Pero lo cierto es que más allá de su brazo cañón y la insistencia de todos los enemigos por querer acabar con nosotros, el título de Old Formulas es otra cosa con su propia identidad. Algo que debemos tener claro y que sin duda es el camino correcto para desarrollar una idea con mucho trabajo por delante.

La splash screen al iniciar el juego no presagia nada bueno. Una imagen de baja calidad y resolución que nos indica que pulsemos un botón para comenzar. Tras ella viene un cúmulo incontable de ilustraciones generadas por la IA apareciendo una tras otra sin contar nada mientras una voz en off intenta focalizarnos en el entramado del asunto. Como podéis imaginar las imágenes, a pesar de compartir protagonista, no tienen una persistencia creativa por lo que vemos a la chica con múltiples armaduras o rostros de pequeñas similitudes entre ellas.

Tras esto comienza el juego. Un menú de selección, aquí sí, cual Mega Man permite decidir en cual de los 8 niveles queremos adentrarnos. Esto quiere decir que a priori todos ofrecen una dificultad pareja con el único condicionante de que si superamos dos con el mismo símbolo (tienen una marca que los identifica) desbloquearemos una nueva arma para enfrentarnos a la tropa de "roboces" que nos encontraremos. Unos que quizá no son muy inteligentes pero que cuentan con una puntería excesivamente certera y precisa.

Cada disparo de dichas máquinas se dirige a la posición exacta en la que nos encontramos en ese instante. Por suerte hay tiempo para esquivarlos dada su velocidad pero la frecuencia de ellos (cada enemigo tiene una cadencia de disparo constante y estipulada) nos hace estar en continuo movimiento para evitar recibir daño. En cuanto se avispan de que estamos ahí comenzará el fuego y nuestra forma de corresponderlo es, efectivamente, acabar con ellos cuanto antes.

Más vale acabar con ellos antes de que nos vean.

Ortopédico pero efectivo

Lo cierto es que las primeras sensaciones con System Critical II (o Sistema Crítico 2 según la store) son sumamente rancias. A lo mentado anteriormente se suma la completa ausencia de subtítulos de ningún tipo, por lo que toca agudizar el oído para enterarnos tanto de su historia, narrada en inglés con voz en off, como de los controles en un tutorial inicial. Además de esto tampoco existe ningún menú de configuración y ni siquiera la posibilidad de pausar el juego para salir del nivel si nos atascamos o simplemente por descanso del personal.

La única opción de confort que existe la encontramos en la posibilidad de alternar entre el giro suave o por ángulos pulsando el stick analógico derecho. Algo muy práctico a priori que se torna en nuestro mayor enemigo en los momentos de tensión moviéndonos de aquí para allá y pulsando sin querer, irremediablemente, el susodicho provocando algún que otro drama. Sin duda unas cartas de presentación cuanto menos cuestionables.

Después de la incertidumbre inicial, sus austeros gráficos, horripilante banda sonora y peores saltos... queremos jugarlo y completar los niveles

Pero por algún extraño motivo, tras comprender su mecanizada mecánica y lineal desarrollo... funciona. Después de la incertidumbre inicial, sus austeros gráficos, horripilante banda sonora (composiciones machaconas de unos pocos segundos en bucle constante) y peores saltos... queremos jugarlo y completar los niveles. Su dificultad ya nos parece más "lógica" y no serán pocos los niveles que superemos sin morir si comprendemos el errático movimiento de los "roboces".

El gran lastre jugable viene en las zonas plataformeras. Demasiado incontrolables y hasta resbaladizas que nos hacen detener la respiración hasta asegurarnos que caemos en tierra firme. Y hay demasiados saltos en ciertos niveles combinándolos incluso con enemigos, lo que sin duda puede desesperar a más de uno. Pero como decíamos, conseguimos sacarle el jugo entre checkpoint y checkpoint (inexistentes en el primer juego) ubicados de forma más que correcta.

En pedestales encontramos armas blancas, escudos o vitalidad.

De gatillo fácil

Si se nos da bien, System Critical 2 no nos llevará más de dos o tres horas completarlo que se extenderán tanto como nuestra pericia nos permita. Eso si antes nuestros índices siguen en pie porque nos cansaremos de pulsar el gatillo de disparo como nos ocurrió en Transformers: Beyond Reality. Por suerte en este caso no hay resistencia en los gatillos pero se acompañan de una buena vibración para compensarlo y también, algo que nos ha gustado y ayudado jugablemente: la vibración del visor. Cada impacto recibido se acompaña de un tembleque en el mismo muy útil en los momentos de estrés para no recurrir a nuestra muñeca y consultar la vitalidad.

Además el movimiento es sorprendentemente fluido y rápido en todo momento lo que, a medida que avanzamos, mejora las sensaciones a los mandos. A pesar de contar con varios tipos de brazos cañón, la variedad de armas se reduce a estos y la pistola básica.  Ambas se guardan en la cintura para tomar prestadas por el camino hachas o armas blancas poco útiles si no jugamos a melee, algo relegado para los más pros entre tanto disparo. Eso y un escudo de energía que también nos servirá para golpear.

En cualquier caso al final cuenta nuestra habilidad y perseverancia. Los jefes finales son el colofón de cada nivel, una pequeña decepción de un enemigo más fuerte (con su barra de vida) y rodeados de algunas masillas para incordiar ante tal desfile de baile dando vueltas a su alrededor hasta verles caer. Para sanar tomamos cápsulas de salud y escudo desperdigadas por el nivel que al final no son más que dos barras de vitalidad diferentes. Las vidas son infinitas y como siempre en esto casos prima la paciencia y lo metódico que seamos sobre este futurista campo de batalla.

El brilli-brilli camufla su austero apartado visual.

Conclusión

System Critical II es un producto muy obtuso hacia el jugador.  La nula interfaz u opciones varias es algo incomprensible y la IA enemiga junto a su dureza jugable necesitan mucho trabajo por delante... pero queremos jugar. Su mecánica, si le damos una oportunidad, ofrece una dificultad bien medida que, aunque ortopédica, nos hace estar ahí. Eso sí, nos vamos a tomar un descanso de tanto disparo por el bien de nuestros índices.

Impresiones tomadas en PlayStation 5 con PSVR2 sobre la versión del juego 1.000.000