Genotype: ANÁLISIS

Una becaria en apuros

En Genotype exploraremos una base de investigación antártica invadida por monstruosas criaturas. Nuestra principal arma serán unos guantes de alta tecnología que imprimen organismos vivos que usaremos como armas y herramientas de supervivencia. Tomaremos el papel de la protagonista, Evely, una becaria que se verá sobrepasada por una situación que no esperaba. Y es que durante una expedición rutinaria, Evely caerá hielo abajo y se verá inmersa en una nueva ubicación: los laboratorios de la iniciativa Snowdrop. Sin embargo, y como suele ser habitual en este tipo de aventuras, no estará sola. William será su guía en un viaje de supervivencia que nos mantendrá pegados a nuestras Quest para saber qué sucederá a continuación... aunque es cierto que tras un buen empujón inicial, la historia va perdiendo interés a lo largo del tiempo.

Estaremos en constante comunicación con William desde el inicio del juego, y lo haremos a través de una especie de casco con auriculares integrados que recibiremos durante los primeros compases de nuestro viaje.

Un metroid en realidad virtual

La principal arma de Evely serán los guantes G.R.A.I.D, los cuales (aparte de recordarnos a los de Half-Life: Alyx) le permitirán imprimir criaturas y usarlas como herramienta para los combates frente a otras bestias. A medida que vayamos avanzando en la historia encontraremos nuevas formas de imprimir criaturas, así como la posibilidad de modificar y mejorar las que ya tengamos a nuestra disposición. No solo podremos mejorar el ADN de nuestras bestias, sino que también podremos personalizar los guantes para ir adquiriendo nuevas habilidades. Desde el propio menú del juego tendremos acceso a una especie de árbol de habilidades en el que ir mejorando todos los elementos del juego si contamos con los materiales suficientes. Asimismo también podremos craftear objetos (medicinas o munición por ejemplo) desde el menú principal y escuchar las notas de audio que vayamos recopilando. 

Los guantes también nos permitirán crear todo tipo de armas como pistolas, que usaremos normalmente como si de un shooter se tratase, y en ellos veremos la munición que nos queda y podremos ir recargándola. En nuestro guante derecho tendremos una interfaz con la que podremos ir cambiando entre los diferentes tipos de criaturas que nos hemos ido inoculando en el guante izquierdo. De esta forma, el guante derecho actuará como una especie de selector de habilidades o armas que podremos ir rotando dependiendo de las necesidades de la partida. Haremos ese cambio tirando de una especie de cuerda que sale del guante. El guante izquierdo también contará con un visualizador de nuestra barra de vida que será útil para saber cuándo aplicarnos medicinas, aunque un efecto visual nos avisará si nuestra vida corre peligro.

Pero no solo podremos defendernos haciendo uso de otras criaturas, sino que también podremos transformarnos en determinados tipos de ellas para llegar a otros lugares a los que no podríamos llegar en nuestra forma humana (como por ejemplo conductos de ventilación). 

Sus similitudes con Metroid son más que evidentes, y es que el backtracking será uno de los elementos centrales de la experiencia. Conforme vayamos mejorando habilidades o adquiriendo nuevas, nos tocará desandar nuestros pasos para acceder a zonas hasta ahora ocultas. De hecho, incluso el mapa del juego nos recordará a la saga de Nintendo. La sensación de estar jugando a un Metroid Prime es inevitable, y eso es totalmente positivo, ya que es una gran saga de aventura espacial, y que Genotype haya conseguido ponernos eso en mente ya le da puntos, logrando inspirarse con éxito y dándole un soplo de aire fresco al género, ya que no es habitual ver muchos metroidvania entre el catálogo de juegos de realidad virtual. 

Pero no es oro todo lo que reluce, y es que después de un gran inicio vemos como Genotype puede recurrir a la repetición de elementos y mecánicas, y nos hace sentir que no avanzamos o que la sensación de reto se mantiene siempre lineal. Y es que veremos un montón de oleadas de enemigos que son auténticas esponjas para más adelante enfrentarnos a jefes finales mucho más fáciles en comparación. Es algo inconsistente en su propuesta jugable, y no es capaz de sorprendernos conforme avanzan sus entre 5 o 6 horas de duración total.  

Un sonido de otro planeta

La ambientación es uno de los puntos a destacar de este Genotype. Realmente nos sentiremos dentro de una estación espacial por explorar y nos veremos abrumados por la cantidad de criaturas ocultas que hay por toda ella. Es cierto que se ha puesto más detalle en nuestro personaje y en los elementos inanimados del juego que en los propios enemigos, que en algunos momentos lucen demasiado simples, pero el nivel de detalle implementado en los guantes y sus variaciones es espectacular. A nivel gráfico luce muy bien, al menos en la versión analizada (Quest 2), y aunque no llegue al nivel de otros títulos de ambientación similar como Red Matter 2, sí que consigue destacar en el género.

El videojuego cuenta con textos y doblaje al inglés, pero no llega traducido a nuestro idioma. Los efectos de sonido están realmente conseguidos y hacen que nos mimeticemos con sus paisajes y con ese mundo alienígena que nos plantea. Realmente nos sentiremos dentro de la propuesta de Genotype, y en parte será gracias a ese trabajo en el apartado sonoro, con unas melodías que realizan un perfecto acompañamiento para la experiencia en conjunto. La selección de actores de voz para Evely y William es muy buena y su interpretación destaca, pero la trama va perdiendo interés a lo largo de la aventura y no consigue enamorarnos pese a todo. 

Conclusión

Genotype es una buena aventura de acción espacial que destaca por el uso de sus guantes y por sus similitudes con la saga Metroid. En lo jugable sabe sorprender al inicio, pero va perdiendo fuelle conforme avanza la trama, y en su apartado gráfico nos encontramos frente a un referente en Quest. Un juego notable para cualquier poseedor de uno de los dispositivos de Meta (Quest 2 o 3). 

El juego ha sido analizado en Quest 2.

Vídeo análisis: