Cook-Out: ANÁLISIS
3 SEP 2020 18:27
Ser cocinero no es fácil, y menos si los clientes son hombres-lobo, conejos con prisa o bufones traviesos. Tu sueño es ser cocinero en el Palacio Real, pero para llegar hasta allí antes tienes que hacer carrera en el restaurante de un bosque de cuento de hadas lleno de criaturas hambrientas. Disponible para Rift y Quest.
Pesadilla en la cocina
Resolution Games es un estudio especialista en juegos VR de mecánicas sencillas y gráficos de dibujos animados, pero tremendamente divertidos. De este estudio han salido títulos como Angry Birds: Isle of Pigs, Acron: Attack of the Squirrels!, Wonderglade y actualmente trabajan en el shooter competitivo Blaston.
Esta vez nos traen una aventura culinaria, extravagante y estresante, ideal para jugar en cooperativo con hasta cuatro amigos, pero que si estamos solos, se pueden sustituir por un robot de cocina mucho más versátil que la Thermomix. En Cook-Out el objetivo es preparar bocadillos rellenos de casi cualquier cosa, sándwiches sencillos en los primeros niveles y auténticos rascacielos con decenas de ingredientes entre pan y pan cuando estemos a las puertas del castillo final.
Fast-Food
Entrar en el juego es rápido, el menú y las pocas instrucciones que tenemos que seguir en el tutorial están en perfecto castellano. Una vez metidos en harina y con el delantal puesto todo es completamente visual y muy intuitivo. Las únicas voces que escucharemos serán las de nuestros compañeros si usamos el modo multijugador.
El restaurante no tiene mesas que servir, es una cabaña donde los clientes piden sus bocatas en la barra, para llevar. La cocina tiene una isla central rectangular con todo lo necesario para preparar las comandas. En cada esquina se sitúa un jugador, hasta 4 al mismo tiempo.
Si queremos jugar en cooperativo, podemos crear una sala privada a la que nuestros amigos tendrán que acceder con un código. Otras opciones son unirnos a una sala abierta y esperar a otros chefs o ponernos a cocinar en solitario con un ayudante mecánico.
Platos combinados
Cook-Out es mucho más divertido y caótico si jugamos con amigos, pero la incorporación de un robot de cocina para que la campaña en solitario sea también divertida es todo un acierto. Porque es imposible atender a todos nuestros clientes en solitario, la colaboración es esencial y ahora os explico el motivo.
Aparecemos en una esquina de la cocina. A nuestra izquierda, un buen cuchillo. Frente a nosotros, un mini-montacargas con los ingredientes para los sándwiches y una tabla para cortarlos. En el centro de la isla, una plataforma circular por dónde aparecen los platos vacíos. Al fondo vemos el mostrador, en seguida llega nuestro primer cliente y hace su pedido: aparece sobre él un dibujo con lo que quiere comer, por ejemplo, un bocata de pan, lechuga, huevo duro, una pizca de sal. Cogemos el pan de molde, cortamos una rebanada y la ponemos sobre el plato. Troceamos una lechuga y colocamos una hoja sobre el pan, pero cuidado, bien centrada y pinchada en un palillo. La presentación también es importante, la comida entra por los ojos y servir un sándwich con los ingredientes torcidos penaliza.
Me faltan huevos...y una cebolla
Pan, lechuga… nos toca colocar un trozo de huevo duro ¡pero no tenemos ninguno! La solución, pedirle a alguno de nuestros ayudantes de cocina que sea él quien siga con la preparación del plato. Porque unos jugadores tienen unos ingredientes que otros no, y viceversa, así que sin colaboración es imposible atender las comandas. Cuando tenemos que servir a un cliente la cosa es fácil, cuando tengamos varios a la vez y los pedidos se vayan complicando, ya podéis ir llamando a Chicote y a Gordon Ramsay.
La jornada laboral comenzará con un amable "¿Puedes poner un trozo de zanahoria al plato uno, por favor?" Y acabará a gritos con "¿Pero es que nadie ha partido una loncha de jamón para el pedido cuatro? ¡Espabilad que se nos va el cliente que lleva media hora esperando!"
Os podéis hacer una idea de la locura que puede ser jugar con persona reales, con amigos. Como en un restaurante real, la situación se puede descontrolar. Es conveniente que haya un Jefe de Cocina que lidere al resto. Imprescindible que haya comunicación y orden, o la partida se convertirá en un caos, un caos muy divertido, eso sí.
Si jugamos solos, será el robot quien complete el pedido con los ingredientes que nos falten, no hay que ordenarle nada, pero se le agota la energía y hay que darle cuerda cada cierto tiempo. Una tarea más, otra cosa a la que hay que estar atentos, así que nuestro ayudante electrónico es mejor que un humano en algunos aspectos, pero no nos lo hace todo, también da trabajo.
La cocina del infierno
Lo cierto es que, pese al aspecto visual de cuento infantil y la sencillez de sus mecánicas, el juego no es nada fácil y la sensación de estar en una cocina con la responsabilidad de llenar las barrigas de los clientes es grande. Porque con los otros jugadores hablamos a través del micrófono de nuestro visor, les damos órdenes, o las recibimos, igual que si estuviéramos en un restaurante de verdad, con todo el estrés y el jaleo que eso supone.
Lo que no son realistas son las físicas, no es algo que afecte a la diversión que proporciona el título, pero apenas hay colisiones entre los objetos, tenemos manos fantasmas que atraviesan la encimera. He echado de menos sentir que el cuchillo se clava en el pan igual que un machete lo hace en la cabeza de un zombi (TWD:Saints&Sinners). A veces, cuando tenemos muchos ingredientes sobre la mesa, no funciona del todo fino el agarrar lo que queremos coger. Ya digo que no es algo que afecte a la experiencia de juego, comprendo que esto no es Half Life: Alyx, pero cuando uno ha experimentado la sensación casi física de coger una botella de vodka de una estantería se hace raro volver atrás.
Come, bebe, reza, ama
Cortar ingredientes, colocarlos sobre un plato, servir el pedido. ¿Simple y repetitivo? Pues sí, pero nunca aburrido. Cuando crees que tienes dominado un nivel, las cosas se complican. Los ingredientes aumentan, o cambian completamente y pasamos de tener que trocear alimentos normales a otros más fantásticos como calabazas de Halloween o tentáculos.
La curva de dificultad va creciendo progresivamente con nuevas tareas y obstáculos. Por ejemplo, llegará un momento en el que habrá que fregar platos sucios, alimentos que tostar al grill con peligro de que se quemen, de que se echen a perder o de que provoquen un incendio que tendremos que apagar con un extintor.
Aparecerán clientes más y más impacientes o exigentes. Los hombres-lobo tienen un hambre feroz, las liebres van con mucha prisa y hay que darles prioridad, los bufones esconden comandas o las cambian de sitio, aparecen ladronzuelos que nos roban ingredientes…y del jefe final no puedo hablar, pero es todo un reto llegar a la meta en este juego.
MasterChef Junior
No todo son pelos en la sopa, también contaremos con ayudas en forma de pociones que afilan nuestro cuchillo, ralentizan el tiempo o potencian los fogones. Y con un poco de coña, podremos obtener un ingrediente mágico, el tofu, que lo mismo sirve de carne que de queso o pescado, es decir, lo podemos usar de comodín. Todo esto se compra con el dinero que recibiremos si hemos hecho bien nuestro trabajo en cada nivel.
Locomoción no hay ninguna, así que si nos mareamos será por la tensión o por una bajada de azúcar. Se puede jugar de pie o sentado, aunque lo primero es más inmersivo. Imprescindible tener espacio a nuestro alrededor, delante y a los lados, porque vamos a mover los brazos y mucho. De hecho, durante su desarrollo se puso sobre la mesa que en la versión para Quest se pudiera jugar sin mandos, con el seguimiento de manos del visor, pero la velocidad a la que tenemos que realizar las acciones lo hizo inviable. No es un juego para hacer ejercicio, pero tras unas cuantas partidas acabarás cansado. En este restaurante no vas a engordar, sino a quemar calorías.
CONCLUSIÓN
Cook-Out es un juego muy recomendable, ideal para pasar buenos ratos jugando con amigos online en cooperativo. Sus reglas se aprenden en un minuto y es un producto que nos va a proporcionar risas, algún mosqueo, y tantas horas de diversión como queramos. Los niveles, un total de 50, son muy rejugables, podemos conformarnos con pasarlos con la mínima puntuación o intentar conseguir las tres estrellas doradas. Aunque por muchas estrellas que consigamos, este restaurante no va a entrar en la guía Michelin, pero sí debería estar en vuestra biblioteca si os gustan los juegos familiares o sociales.
Cook-Out: un cuento relleno está disponible, con compra cruzada, en las tiendas de Oculus Quest y Rift a un precio 19,99€.
El juego ha sido analizado en su versión de Quest.
Vrecino
Visores
#1 13 SEP 2020 12:25
Juego muy muy divertido, sencillo pero frenético.
Lo malo es encontrar jugadores que hablen español, pq lo de entender los datos ingredientes raros que te piden a gritos es difícil.
La campaña en solitario con el robot es también divertida, pero un poco menos.