Análisis del Oculus Rift DK2

6 AGO 2014  8:58

Juanlo

98

La carcasa (I)

Lo primero que salta a la vista es el nuevo diseño, con unas formas más redondeadas y no tan angulosas como su predecesor, dando una sensación de mejores acabados en general. Resulta un producto algo más atractivo a nivel estético, pero todavía lejano de lo que esperamos de Oculus para la versión comercial.


La carcasa es bastante más estrecha y ligeramente más alargada que la del DK1. En éste la pantalla tenía una diagonal de 7” con una relación de aspecto de 16:10, mientras que la del DK2 es de 5,7” y su relación de aspecto es de 16:9, por eso uno parecía casi cuadrado mientras que el otro se ve más rectangular.

 

Oculus Rift DK1 y DK2, frente a frente

Oculus Rift DK1 y DK2, frente a frente

 

La caja de control del DK1 ha desaparecido, y ahora el botón de encendido se encuentra en la parte superior derecha del DK2. Un LED se iluminará de color naranja cuando el Rift esté encendido pero sin señal de vídeo, y será de color azul cuando esté recibiendo dicha señal. Puesto que ahora toda la electrónica va dentro del casco, el peso del DK2 es de unos 60 gramos más que su predecesor, pasando de 379 a 440. Sin embargo, hemos de decir que, en la mano, apenas hemos notado el aumento de peso. Y una vez puesto, y a pesar de la gran cantidad de horas que hemos pasado con el DK1, no notamos el peso extra. Nos da la sensación de que el peso se reparte muy bien en nuestra cabeza.

 

Arriba el DK2, abajo el DK1

Arriba el DK2, abajo el DK1

 

La espuma protectora es prácticamente la misma que en el DK1 y sigue cumpliendo con su función a la perfección, aunque seguimos echando en falta una forma para quitarla y limpiarla, dado que va a pasar muchas horas en contacto directo con nuestro rostro. Tampoco parece que haya sufrido cambios el hueco para la nariz, y la sensación es muy similar a la de llevar puesto el DK1 (hasta que lo encendemos, claro). Una buena noticia es que en el interior hay un poco más de espacio y ahora podremos utilizar gafas con algo más de comodidad, aunque no tanta como nos hubiera gustado. Además, y al igual que ocurría en el DK1, si nos pegamos mucho corremos el riesgo de rayar la lente y/o nuestras gafas.

 

Las mismas rejillas de ventilación que el DK1

Las mismas rejillas de ventilación que el DK1

 

También se mantienen las rejillas de ventilación interiores que tenía el DK1, dos arriba y dos abajo, algo que nuestros ojos agradecen y que además ayuda a bajar la temperatura interna, fundamental para cuando llevemos un buen rato con el Rift pegado a la cara.