REZ Infinite - PlayStation VR: ANÁLISIS

Y Rez se hizo virtual

En términos prácticos, la fórmula Rez se aproxima al formato virtual de una forma totalmente natural, los menús están perfectamente integrados y los entornos del juego pudiera parecer que siempre estuvieron diseñados con la VR en mente. El juego ofrece dos modos de confort para ser disfrutado: simple y dinámico, y a pesar de lo vertiginoso de algunas fases, la sensación de mareo es prácticamente inexistente (a excepción de algunos momentos puntuales en los que la cámara realiza barridos desde perspectivas exteriores).

Sin embargo, tomar un juego de hace 15 años y transponerlo al mundo virtual tiene alguna que otra consecuencia, y no siempre positiva. Por un lado, el sistema de apuntado ha sido adaptado de modo que la retícula está ahora ligada a la posición de la cabeza. Podremos si queremos seguir usando el stick del gamepad para mover la mirilla o incluso los PS Move, el problema es que el sistema de apuntado con la cabeza es tan exageradamente eficaz que no querremos usar ningún otro. Esta elevada eficacia tiene un impacto directo sobre la jugabilidad, ya que reduce la dificultad del juego de forma alarmante. Las últimas fases, que suponen un reto en el juego original, serán un placentero paseo en el que derribaremos fácilmente hordas de enemigos a golpe de cuello. Esto no tiene por qué ser necesariamente negativo, pero es algo que sin duda hay que conocer.

Por otro lado, es innegable que el universo sinestésico de Mizuguchi alcanza en su versión virtual su máxima expresión hasta el punto de tener la sensación de que este juego no ha estado acabado hasta haber salido su versión VR. Todo el mundo de color, sonido y vibración te envuelve completamente, los enemigos pueden venir por cualquier lado y la experiencia en 360 grados catapulta la inmersión. Si en algún momento dado hemos estado cerca de experimentar la tan anhelada sinestesia, ha sido sin duda mediante el uso del HMD. Sin embargo, es justo decir también que visualmente estamos frente a un juego claramente desfasado que irremediablemente puede hacer que sintamos lastrada nuestra capacidad sensorial.

Y no me refiero al minimalismo de los gráficos vectoriales usados, que son perfectamente válidos para el propósito del juego, sino al hecho de que la falta total de texturas, efectos de partículas o iluminación avanzada hace que en determinadas ocasiones lleguemos a perder incluso la sensación de tridimensionalidad, apareciendo ante nosotros enemigos esencialmente planos con un volumen más bien escaso. Si bien el apartado visual no es fundamental en un título como este, tampoco puede ser ignorado, y el uso de un motor gráfico tan antiguo tiene sus consecuencias. Buen ejemplo de esto lo encontramos en el Area X, un nivel totalmente nuevo programado desde cero para Rez Infinite usando Unreal Engine y que se desbloquea una vez hemos acabado las fases principales.

En este nuevo entorno el juego se redefine permitiendo al usuario navegar a través de la inmensidad en la dirección que desee, interactuando con enemigos inéditos en un entorno, ahora sí, mucho más actual y acorde con lo que podríamos esperar. La tridimensionalidad vuelve a su sitio y nos sentimos inmersos en gigantes nubes de partículas que brillan y lucen de forma preciosista. Esta zona es ciertamente rejugable y nos invita a entrar una y otra vez obteniendo siempre experiencias diferentes. Sin duda, el Area X representa la base de lo que podría ser un nuevo Rez pero que, como en muchos otros títulos actualmente, se queda en una mera declaración de intenciones dejándonos la sensación de que se podría haber hecho mucho más.

Conclusión

Definitivamente Rez Infinte no es un juego para todo el mundo. Es ciertamente dificil catalogarlo de forma objetiva teniendo en cuenta que su propuesta está fuertemente supeditada a nuestra receptividad y apertura sensorial. Si empatizaste con su propuesta original, en alguna de sus versiones anteriores, vas a encontrar en su formato VR la máxima expresión del concepto sinestésico de Mizuyuqui y probablemente te rindas a sus bondades. Es en este contexto donde puede entenderse el encumbramiento al que este juego ha sido sometido recientemente, suponiendo la culminación de una obra iniciada 15 años atrás.

Si por el contrario nunca antes habías oído hablar de este juego o lo habías mantenido siempre en la distancia, será necesario que, con la mente muy abierta, te dejes llevar por el tobogán de sensaciones que Rez tiene guardado para ti y averigües por ti mismo hasta donde eres capaz de llegar. Más allá de esto nos encontramos con un juego bastante corto y con la gran novedad del Area X que, aunque sabe a poco, ofrece ciertamente una experiencia digna de ser probada .