House of Fear: ANÁLISIS

Escalofríos en la noche

Arvi VR es un empresa que se ha especializado en crear experiencias del género escape room para pequeños espacios arcade VR. Con un sector que se ha visto muy afectado por la crisis del Covid-19 y cuyo futuro es incierto, nos presentan ahora la adaptación a visores domésticos de uno de los 7 juegos que desarrollaron para esos locales: House of Fear VR.

Aunque el audio del vídeo esté en inglés, el idioma no va a ser una barrera. No hay ningún diálogo o voz en este juego, los puzles y las pistas para resolverlos son visuales y el menú inicial de opciones está en español y una veintena de idiomas más, pero pocas cosas podemos escoger: lengua, volumen y activar o no la vibración de los mandos.

El que sea una versión de una experiencia para locales arcade se nota en varios aspectos, todos por desgracia no muy positivos. Lo primero de todo la duración, de apenas una hora. Se nota que el juego está pensado para hacer pasar un buen/mal rato durante 60 minutos y no más. Los rompecabezas son sencillos, en su mayoría se trata de abrir puertas cerradas y delante de ellas nos encontraremos siempre una tarjeta con una pista visual de cómo hacerlo. Además, hay flechas en el suelo que nos indican por dónde debemos ir, para no perdernos pero, sobre todo, para no perder el tiempo. De hecho, será mejor que salgas de la cabaña antes de 50 minutos...si quieres hacerlo vivo. Si tenemos un reloj en la muñeca por algo será.

El cómo ir de un sitio a otro es otro el otro gran defecto; la única locomoción disponible es el teletransporte, con el agravante de que no hay ningún tipo de giro. Si después de oír un ruido inquietante a nuestras espaldas tenemos el valor de darnos la vuelta, lo tendremos que hacer físicamente con el riesgo de que sea el cable de nuestros visores lo que no ahogue, y no las gélidas manos de un fantasma...o algo peor.

Cerrado hasta el amanecer

Porque el título "La casa del terror", no puede ser más genérico. Es simple, pero no engaña, en este juego vamos a pasar miedo. Apenas hay historia, sin embargo, para que se nos ericen los pelos de la nuca es suficiente con vernos en mitad de una escena tan poco original como efectiva: el interior de una cabaña escondida en lo profundo de un bosque, en mitad de la noche, con todas sus puertas y ventanas cerradas. Estamos atrapados, no hay electricidad pero sí velas encendidas. Polvo, telarañas y sus tejedoras, inquietantes maniquíes, rígidos los cuerpos, miradas de cristal (no los toques, por favor)...

Todo parece abandonado, hace tiempo que nadie habita en esta casa, pero se oyen pasos en la planta de arriba, hay flechas que te indican que vayas allí, ¿será una trampa? Coges un candil y empiezas a explorar. Escuchas un fuerte ruido en la ventana, ¿hay alguien afuera? ¡Tú quieres estar afuera, debes escapar de esa cabaña! La luz de las velas apenas te permite ver qué hay en las habitaciones, y además proyectan unas sombras temblorosas, porque es eso, ¿verdad? eso que se ha movido en el rincón es una sombra, ¿sí, lo es, seguro que era una solamente una sombra? Será mejor que encuentres pronto una linterna y tengas cerca siempre una pila de repuesto, porque no llevas bolsillos.

La sensación de inminente terror que he descrito con palabras, lo transmite el juego de manera eficaz gracias a su calidad gráfica. No llega a la altura de un Resident Evil VII, ni en turbiedad ni en variedad de escenarios, pero texturas e iluminación logran crear una ambientación de misterio que se vuelve angustiosa gracias al uso (y abuso) de efectos sonoros. Nos vamos a asustar en más de una ocasión, pero no siempre por un peligro real. Un fuerte ruido de repente ¡buh! y daremos un brinco. Son los famosos sustos a golpe de subida de volumen, por aparición de algo detrás de una puerta o cuando una araña te salta a la cara.

Lo que también da miedo es lo mal que funciona la interacción a veces con algunos objetos en este juego. Podríamos perdonar que no haya movimiento libre, pero no que sea más difícil girar las ruedas numéricas de una caja fuerte que encontrar la clave secreta. Y lo es, en parte, porque no contamos con manos virtuales, o vemos nuestros mandos transparentes o el objeto que hayamos recogido (linterna, nota, llave). La forma de agarrar las cosas es tocándolas y apretando el gatillo, una vez para que se queden pegadas y otra si queremos soltarlas. Una mecánica simple pero que a veces es molesta cuando al querer soltar algo terminamos recogiendo lo que hay al lado. Por tanto, los puntos que gana el juego por el lado de su buena atmósfera de misterio y pesadilla, los pierde por el uso de unas mecánicas virtuales anticuadas. Lo que logra como juego de terror, lo desaprovecha como escape room al proponer unos puzles a cuya solución casi nos llevan de la mano.

CONCLUSIÓN

House of Fear no es un mal título, pero lo que seguramente funcionaba bien como escape room de terror en un local arcade, se queda ahora corto para el entorno doméstico. Recorrer con unos amigos una sala resolviendo enigmas y recibiendo unos cuantos sustos será completamente satisfactorio como primera experiencia virtual, pero los usuarios de la VR doméstica somos más exigentes. Si Arvi VR quiere traer el resto de sus juegos a nuestros visores con éxito debería implementar en ellos el movimiento libre, mejorar colisiones y manipulación de objetos, etc. Para alargar su duración, otro talón de Aquiles de esta propuesta, quizá fuera suficiente con reducir, suprimir o hacer optativas las numerosas pistas que nos dan.

El juego ha sido analizado con HTC Vive y Oculus Quest (Link).

ACTUALIZACIÓN: 

Hemos recibido una notificación de ARVI VR en la que se nos indica que como los negocios afectados por la pandemia del Covid-19 están volviendo a la normalidad poco a poco, van a retirar este título de la tienda de Steam, para centrarse de nuevo en sus arcades y franquicias.