I Expect You To Die 2: ANÁLISIS

Evitando a la muerte

Como secuela de uno de los juegos con mejor estatus quo de realidad virtual, Schell Games tenía un papel difícil a cumplir, pero aquellos que llevan esperando tanto tiempo esta secuela quedarán satisfechos con el resultado.

No obstante, pongamos en situación a los nuevos jugadores: I Expect you To Die 2: The Spy and the Liar nos mete en la piel de un agente secreto que debe impedir a toda costa que Zoraxis domine el mundo. Las pistas obtenidas nos llevarán, misión tras misión, a nuevas localizaciones y disparatadas Escape Rooms donde nada es lo que parece.

Rodeados de multitud de objetos con los que poder interactuar, cada nivel del juego nos presenta situaciones totalmente dispares donde nuestra curiosidad y la voz en off de un agente que nos dará pistas y contará lo sucedido deberán ser suficientes ingredientes como para salir ilesos de la situación. Sí, porque muchas de las acciones que realicemos activarán todo tipo de trampas o desencadenarán eventos que podrían matarnos.

Es así, con una mecánica de ensayo y error, la forma en la que acertaremos la combinación correcta para activar ciertos botones, cuándo debemos coger una tapa de la comida servida en un tren y protegernos de rayos láser, o no abrir cierta botella de vino explosiva. ¿Qué ocurre si morimos? Tocará comenzar de nuevo la misión sabiendo qué no tenemos que hacer en según qué momento.

Muchas acciones pueden activar trampas o desencadenar sucesos que podrían matarnos

El poder de la telequinesis

Para evitar movernos por el escenario y concentrar toda la información de la misión desde un punto de vista fijo, nuestro agente domina la telequinesis, lo que le permite interactuar con cualquier objeto a distancia. Así, podremos activar / pulsar interruptores a distancia, abrir cajones y coger las espadas colgadas en la pared desde nuestro asiento. Todo esto hace que la organización resulte crucial, y si bien las pistas y objetos importantes los conservaremos en nuestra zona de acción, el resto será necesario apartarlos para evitar que nos molesten en la resolución de los puzles.

Hay que fijarse muy bien en todos los detalles.

Es cierto que no siempre funciona como nos gustaría, ya que el punto de mira cambia de color cuando se puede interactuar, requiriendo a veces de una precisión milimétrica, algo que nos podría desesperar en momentos de tensión. Además, al comportarse por físicas, el atraer o alejar los objetos de nosotros puede ocasionar ciertos problemas atravesando paredes e incluso llegando a perder el objeto que ansiamos de vista. Los PS Move hacen su papel, comportándose de forma correcta, representando una mano del personaje cada uno de ellos.

No poder movernos hace que se agudice la exploración de cualquier pequeño detalle, como el pomo de una puerta o una marca sospechosa en un barril de vino. En todo momento tenemos un mapa mental de los objetos que tenemos alrededor y cómo podemos hacer que interactúen entre sí para avanzar en la investigación.

Ambiente de espías

Desde la secuencia de introducción, inspirada y con referencias claras a las películas del agente 007, hasta las continuas voces durante el juego, incluyendo al famoso y querido Will Wheaton, nos damos cuenta del trabajo puesto en la ambientación.

La narrativa y la variedad de acciones juegan un papel muy importante

Por un lado, para hacernos sentir un agente secreto, con su ayudante ofreciendo pistas de forma constante, unas melodías que acompañan perfectamente a la acción o los sonidos de acierto al descubrir la resolución de un puzle.

Por otro, tenemos un sentido del humor siempre presente e inteligente que sabe dar ese pequeño toque a una escena donde estamos evitando morir y con más presión por resolver las misiones.

Por desgracia, como ya ocurría con su primera parte, el título está en un perfecto inglés sin rastro de subtítulos de ningún tipo, lo que dificultará para muchos la resolución de algunas secuencias y no les hará partícipes de unos diálogos e historia interesantes e importantes para un juego con alta carga narrativa.

Cada nivel ofrece mecánicas completamente diferentes.

Técnicamente el juego es simplemente cumplidor, no presenta grandes alardes en este sentido, y más allá de la melodía inicial no hay mucho de ese ambiente Bond que pretendía. Eso sí, hay cantidad de guiños a películas de espías que están siempre presentes.

Un corto viaje por el mundo

Las dos o tres horas que abarca la primera partida dependerán de nuestra habilidad para resolver los acertijos que propone, ya que una vez superadas cada una de las seis misiones no supondrán más de una hora de juego.

Por suerte, tenemos varios objetivos secundarios por cumplir en cada misión lo que propone actuar de formas concretas y de nuevo calentarnos la cabeza si queremos conseguir el 100% del juego, aunque actuemos de forma mecánica sabiendo todo lo que va a ocurrir. Además de esto, en los niveles habrá unos pequeños trofeos ocultos y todos los objetos de interés que encontremos por las misiones aparecerán en nuestra furgoneta, lugar que servirá de menú para elegir misiones, a la vez que de museo improvisado con aquello que hayamos encontrado por el camino.

Soldando cables mientras sostenemos una linterna con la boca, el día a día de un espía.

Conclusión

Schell Games ofrece una secuela demasiado conservadora, que si bien ofrece casos y situaciones estupendas, no dejan de ser algo que ya vimos en su primera parte. La variedad de situaciones y la resolución de los puzles continúan siendo su fuerte y algo que sin duda merece la pena jugar, a pesar de no resultar tan fresco como antes.

Desafortunadamente peca de las mismas faltas: una duración justa, una mecánica de muertes que no será del agrado de todos y para muchos, la gran barrera que puede suponer el idioma en un juego con gran carga narrativa.

Análisis realizado para la versión PSVR en PlayStation 4 Pro.