The Foglands: ANÁLISIS

Sin nada nuevo bajo tierra

El primer teaser que anunció la llegada de The Foglands era estupendo. Una ambientación oscura, un cowboy, niebla y demonios de ojos luminosos fueron suficientes ingredientes para captar nuestra atención. Entre toda una vorágine de nuevos lanzamientos al fin ha llegado el momento de descubrir si toda esa misteriosa y opresiva atmósfera se traduce en un mundo absorbente jugablemente interesante...

Aunque ya podemos avanzar que no es así. Tiene intenciones pero también un duro rival: Synapse. El equipo de Well Told Entertainment no ha estado fino con su roguelike y siendo francos, las comparaciones son odiosas aún cumpliendo con las reglas básicas del género. Pero antes, pongámonos en situación. Estamos en un oeste sci-fy, viviendo bajo tierra rodeados de pasajes y donde un antiguo monstruo ha resurgido de la Niebla. Un conductor del mal el cual alberga y da vida a cientos de demonios.

Nosotros somos el héroe, así que no tenemos otra opción que salir a su caza recorriendo este laberíntico entramado de túneles hasta dar con él. No contamos con las habilidades necesarias para derrotarle pero gracias a un pacto con un extraño ser (el tipo del sombrero) tenemos acceso a cartas que otorgan habilidades extra. Excusa suficiente para mostrarlas, como parte inevitable del género, al superar zonas, eligiendo entre varias de ellas y continuar nuestro descenso por el interior del planeta con una banda sonora de lo más interesante.

Sí, todo funciona en base a las denominadas popularmente como “runs”, que no es otra cosa que cada intento por llegar al final del juego. Su característica principal es obtener mejoras temporales que potencien nuestras habilidades para facilitarnos el camino. Si somos derrotados volvemos al inicio perdiendo todas ellas pero conservando el dinero obtenido (si lo ponemos a buen recaudo) que nos permite mejorar, por ejemplo, armas para futuras runs. Mejoras que en este caso no se pierden y podemos realizar antes de cada inmersión o durante en determinados puntos.

La explicación de las cartas es más bien nula. Suerte con la elección.

En pañales

Hasta aquí nada nuevo. Y lo cierto es que tampoco ofrece algo destacable en lo demás. The Foglands no deja de ser un nuevo shooter de unas pocas armas ya vistas (revolver, escopeta...) y nuestros propios puños. Sobre todo y desafortunadamente nuestros puños. ¿Por qué? La munición es sorprendentemente escasa y no serán pocas las ocasiones en las que tengamos que sobrevivir a base de tortas. Al menos los demonios no son muy inteligentes y tampoco demasiado resistentes pero un buen número de ellos complica las cosas.

Aunque, a decir verdad, esto acaba mermando el interés de las partidas y también el de un reto cada vez menor. O al menos el que ofrecen los enemigos, porque el verdadero contratiempo es su control. Recoger la munición es todo un suplicio y en los momentos de mayor estrés resulta una verdadera tortura al ser incapaces de hacerlo. En su lugar interaccionamos por accidente con los elementos de nuestro cinto y como todo está en el suelo, al agacharnos, el problema se agrava. Si le sumas que las zonas de interacción tampoco son muy precisas... voilà.

Tiene intenciones pero también un duro rival: Synapse. El equipo de Well Told Entertainment no ha estado fino con su roguelike y siendo francos, las comparaciones son odiosas

Terminamos a mamporrazo limpio, algo que tampoco funciona especialmente bien, en tres escenarios poco inspirados, neblinosos y de colores apagados. Además, esa niebla, hilo conductor del juego, se parece más a la tradicionalmente utilizada para ocultar limitaciones técnicas que a un elemento artístico, lo que afea más si cabe un apartado visual muy pobre. De él podemos salvar algunos diseños de personajes (de nuevo, el tipo del sombrero) con un buen trabajo de doblaje en inglés (con subtítulos) pero todo lo demás no deja de ser demasiado genérico y poco inspirado.

Los combates contra jefes tampoco suponen el aliciente necesario para seguir confiando en el producto recurriendo al tropel de enemigos que protegen a su líder (algo más resistente). Una ocasión perdida para salir de la repetición jugable que acusa. Una run completa supone un par de horas de juego si somos lo suficientemente hábiles, nos sobreponemos a sus cargas entre estancias, controles imprecisos y bugs diversos que pueden arruinarnos la partida por salvar este enterrado oeste. Para ello necesitaremos al menos media docena horas a nuestras espaldas.

Utiliza el Foveated Rendering para mejorar la resolución

Conclusión

The Foglands quería llegar alto pero la competencia le ha puesto las cosas demasiado difíciles con un producto, que al final, no ofrece nada particular más allá del inspirado diseño de algunos personajes. Un shooter roguelike que debe aprender que el género, por muy de moda que esté, no funciona si no está respaldado por una buena base jugable. Queremos recorrer sus mundos de niebla, pero de un modo más satisfactorio.

Análisis realizado en PlayStation 5 con PSVR2 sobre la versión del juego 1.000.000

Vídeo análisis: