Paint the Town Red VR: ANÁLISIS
13 MAR 2024 15:00
Un brawler en realidad virtual. Un todo vale con tal de salir ilesos de peleas multitudinarias en todo tipo de localizaciones… y algo más. Disponible para PC VR, Quest 2/3/Pro y PSVR2.
Manchado de rojo
Es curioso ver como ciertos géneros se resisten a dar el paso a la tecnología y quizá por esto nos resulta tan curiosa la propuesta de South East Games con Paint the Town Red VR. Las reglas son sencillas: elegimos lugar y a pegarse. Y la verdad que nada más. La premisa es acabar con todos los bandarras del lugar con los puños o con cualquier objeto que nos crucemos por el camino. Todo sirve para golpear al rival hasta hacerlo caer. Claro, las cosas se rompen, por lo que no es tan fácil como coger un palo de billar y convertirnos en el rey del lugar.
Un bar de carretera, la prisión, una taberna pirata... Cinco localizaciones que elegimos a nuestro gusto en las que coger sillas, botellas o cualquier tipo de arma que veamos para acabar con cerca de un centenar de enemigos. Una vez demos el primer golpe comienza el barullo, una batalla campal donde si bien se dan refriegas entre algunos de ellos todos acaban viniendo a por nosotros. Moverse sin parar es la clave y utilizar como arma todo lo que veamos también.
Hay salas o rincones secretos donde nos toparemos con sables, rifles o arcos pero las más preciadas armas no serán las más abundantes. También podemos sacar partido de otras como los cañones piratas de un uso ubicados en cierto nivel o trampas para acabar con unos cuantos al mismo tiempo. Pero a fin de cuentas pegaremos y pegaremos sin parar. Si bien es cierto que las interacciones no son las mejores y no queda muy claro qué cosas podemos coger en ciertos momentos, nos ayuda y funciona la sutil vibración al pasar sobre un objeto interactivo.
Los movimientos y golpes se corresponden con los nuestros fielmente, pudiendo atravesar o cortar varios enemigos con el movimiento correcto o lanzar lo que queramos si preferimos atacar desde la distancia. Y tras acumular unos cuantos golpes se rellenará una barra de ataque especial (tenemos tres) para utilizarlos, preferiblemente al estar rodeados por unos cuantos tipos y apartarlos de encima en un pispas y no solo con patadas pulsando un botón. Porque la defensa, colocando los puños verticalmente, no siempre será suficiente para el evitar el daño.
La estética puede no contentar a todos, pero es interesante ver voxels volar por la pantalla.
No todo es pegarse
Si bien la base jugable funciona, los jugadores que busquen algo de profundidad verán que Paint the Town Red VR se les queda corto demasiado pronto. La libertad de movimientos y el golpear a lo loco tiene fecha de caducidad, provocando un desarrollo que no evoluciona más allá de trastear con nuevas armas. Y las hay. Muchas y de todo tipo. Pero no deja de ser un cajón de sastre mientras reventamos cabezas cuadriculadas a diestro y siniestro. En ese sentido se siente muy de los inicios de la realidad virtual.
En cierto modo, nos recuerda un poco a la experimentación ofrecida por Gorn, sin esa violencia tan "realista", donde lo principal era precisamente el probar armas y descubrir cómo atacar al rival. Cierto que aquí es todo más masivo... o no. Porque el título de South East Games también ofrece una arena de combate en un coliseo con el mismo objetivo que antes, solo que presentado en oleadas y en un área despejada. De nuevo si morimos toca empezar de nuevo porque no se ofrece la posibilidad de recuperar vitalidad, algo que fastidia si llevamos 60 víctimas y caemos en combate.
"Las Profundidades" es un modo de juego alternativo, un dungeon crawler, que bien podría ser un juego independiente.
Y por si no fuera suficiente, también tenemos una modalidad que bien podría venderse como título independiente y mucho más interesante que el juego principal: Las profundidades. Un dungeon crawler en toda regla, aunque no del todo afinado, eso sí. El sistema de combate no aporta demasiado aquí y nos interesa más pasar de largo de los enemigos, algo más variados, para intentar buscar la salida del nivel cuanto antes. Algo complicado dada la similitud de sus laberínticos pasillos y un progreso poco equilibrado.
Si encontramos la tienda podemos mejorar las armas o adquirir diferentes mejoras, aunque tras vueltas y vueltas a penas encontramos dinero como para poder sacarle provecho a dicho comercio. Hay jefes finales, pero el resto de enemigos pecan de excesiva repetición. Sin duda un modo que pasa desapercibido ante el brawler principal y que con un poco más de cariño podría funcionar de forma independiente. Algo, el cariño, que bien necesita como producto general para superar esa diversión rápida y eficaz de los primeros minutos.
Una mazmorra enorme y laberíntica con sus mejoras. Un juego en sí mismo.
Mucho por afinar
Probablemente, los instantes iniciales con Paint the Town Red son desconcertantes. Por un lado la localización a nuestro idioma es poco menos que deficiente, con palabras sinsentido, a lo que se suma la nula explicación de ciertas opciones o menús. Por otro, unos brazos virtuales gigantescos, cúbicos y rígidos que hacen pronosticar lo peor. Pero una vez comenzamos a juguetear con sus opciones, esto es lo primero que desactivamos para dejar manos flotantes, además de otras comodidades.
Luego viene una interacción mediocre al coger ciertas armas, como las de fuego, y notar el efecto gatillo con su vibración correspondiente, para después machacar cabezas viendo como se "rompen" los cuerpos enemigos, se nos pasa el disgusto. Ver Voxels volando de aquí para allá resulta extrañamente gratificante. Y es que a pesar de contar con un apartado técnico muy justo, el juego se ve y se mueve francamente bien gracias a sus 90 FPS rocosos y cuenta con un sinfín de opciones de confort y personalización de controles, algo muy de agradecer.
Pero al final acaba pesando más de la cuenta su origen indie. No hay un diseño de niveles como tal, y cuando esto ocurre, en Las Profundidades, vemos que su sistema de combate pasa desapercibido por su nulo aporte. Algo que precisamente es lo que utiliza para venderse, pero que tras unas pocas peleas habremos degustado todo lo que nos puede ofrecer. Solo sus posibilidades multijugador pueden cambiar su destino, lo que también nos hace pensar en futuras actualizaciones que hagan hincapié en sus fortalezas. Aún así ver todo nos llevará una docena de horas y conseguir todo duplica la duración.
Al final todo es pegarse sin cuartel, lo que no deja un segundo de respiro.
Conclusión
Paint the Town Red VR es divertido en unas primeras partidas que lamentablemente nos hacen ver demasiado pronto todo lo que puede dar de sí jugablemente. A sabiendas de ello nos presenta un dungeon crawler que si bien tiene los ingredientes correctos le falta el equilibrio suficiente como para pasar tiempo con él. Si lo tuyo es pegar mamporros a diestro y siniestro sin mayores pretensiones, puede que estés en el lugar correcto mientras nos acompaña una música rockera de lo más animada y acertada.
Análisis realizado en PlayStation 5 con PSVR2 sobre la versión del juego 1.003.000
Elnota1
Visores
#1 13 MAR 2024 15:31
Pues a pesar de sus limitaciones puede que lo compre, aunque seguramente más adelante. Gracias por un buen análisis
galvanahuel
Visores
#2 16 MAR 2024 17:38
Lo acabo de probar en Quest 3, y es increible lo espantoso que corre, con resolucion baja y a 36fps, con una implementacion pesima de Appsw para llevarlos a 72, porque la imagen esta constantemente temblando. Lo peor es que no utiliza ni la mitad de gpu y cpu.
Creo que supera a The Twilight Zone como el peor port a Quest que he visto.