Se pueden encontrar titulares cada vez más frecuentemente sobre la aplicación del aprendizaje profundo a los más diversos problemas. El que enlazo aquí tiene que ver con los coches autónomos. Cabe resaltar que el enfoque es conseguir que el ordenador deduzca por si mismo cuales son las reglas y acciones de la conducción en vez de que un ejercito de programadores las codifique.
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Una empresa israelí planea probar la técnica que permitió a un ordenador vencer al Go en vehículos autónomos en carretera durante la segunda mitad de este año
JUEVES, 12 DE ENERO DE 2017POR WILL KNIGHTT
RADUCIDO POR TERESA WOODS
Una flota inusual de coches autónomos se echará a la carretera durante los próximos meses. A diferencia de la mayoría de los vehículos autónomos, que están programados para lidiar con las situaciones con las que se pueden encontrar, estos coches habrán aprendido por ellos mismos cómo enfrentarse a escenarios complejos de forma segura a través de simulaciones.
Los coches aprenderán a circular por intersecciones concurridas, autovías abarrotadas y rotondas gracias al aprendizaje reforzado, una aproximación al aprendizaje de máquinas inspirada en cómo aprenden los animales al asociar una recompensa con un comportamiento previo.
Mobileye, una empresa israelí que provee sistemas de seguridad para muchas empresas automovilísticas, ha anunciado en la feria CES celebrada a principios de mes en Las Vegas (EEUU) que probará esta técnica en carretera durante el segundo semestre de este año. Para ello, la empresa colaborará con el fabricante alemán BMW y la empresa de chips Intel.
En el aprendizaje reforzado, los ordenadores no se programan a mano ni se les facilita ejemplos específicos de lo que se pretende que aprendan; en su lugar, el ordenador altera su propio comportamiento a medida que comprueba qué pasos le llevan de manera fiable hasta un objetivo determinado. En el caso de la conducción autónoma, el objetivo a seguir podría ser entrar en una rotonda o incorporarse al tráfico de modo seguro y fluido. La técnica ha demostrado ser una manera eficaz de entrenar a los ordenadores para hacer cosas que son difíciles de lograr con código, como por ejemplo vencer a una persona en un videojuego de Atari y el juego de mesa Go.
El director del Centro Estadounidense de Movilidad, James Maddox, considera que interactuar con conductores humanos representará un reto clave para los coches autónomos. Según Maddox, cuya organización sin ánimo de lucro colabora con las empresas para crear y establecer estándares para las tecnologías conectadas y automatizadas, estos sistemas "tienen que aprender no sólo de la experiencia de un vehículo, sino de la de otros conductores también". Mobileye también está desarrollando una plataforma que permitiría a diferentes fabricantes compartir los datos recopilados por sus coches autónomos. Para Maddox, un acceso fácil a esa información podría ser crucial para impulsar la mejora de la tecnología.
La conducción autónoma y su tecnología asociada fueron del desencadenante de una buena parte de los anuncios y demostraciones del CES de este año. Toyota presentó su idea para un coche autónomo con asistente personal integrado. El fabricante de chips Nvidia mostró un potente sistema en un chip desarrollado para la conducción autónoma. El fabricante de piezas automovilísticas Delphi exhibió un Audi autónomo producido en colaboración con Mobileye.
La empresa israelí lleva por su parte algún tiempo trabajando en sus sistema de aprendizaje. En una conferencia de inteligencia artificial (IA) celebrada en Barcelona (España) en diciembre, el vicepresidente de tecnología de la empresa, Shai Shalev-Shwartz, explicó que el aprendizaje reforzado permite equipar a los coches autónomos con una conducción más habilidosa. Mostró como ejemplo una situación que su empresa está abordando con la técnica: en una simulación, en el punto de intersección de dos autovías, un puñado de coches se incorpora simultáneamente en direcciones contrarias.
"Tenemos que encontrar el equilibrio entre un comportamiento defensivo y otro agresivo", dijo Shalev-Shwartz. "Si somos demasiado defensivos, no progresaremos; si somos demasiado agresivos, podríamos chocar con otros coches. Necesitamos negociar con los demás conductores. No podemos [limitarnos a] respetar las reglas: tenemos que conocer las reglas de romper las reglas".