Darknet - ANÁLISIS
28 MAR 2017 9:43
Darknet nos pone en la piel de un hacker que deberá hacer valer todas sus habilidades para penetrar en las redes más intrincadas y protegidas del planeta. Partiendo de una mecánica sencilla, se construye un adictivo juego de puzles que nos atrapará entre sus redes de nodos y firewalls.
En las profundidades de la red
En la breve historia de la realidad virtual, Darknet podría considerarse todo un clásico. Fue lanzado para Gear VR en 2014 después de ganar el Jam VR de tres semanas organizado por la propia Oculus en la época del DK1, y en marzo de 2016 vio la luz para el Rift. Su mecánica sencilla y adictiva le han hecho ganador de algunos premios y del reconocimiento de la crítica. Archiact y E.MacNeill, su único desarrollador, traen ahora el título a la PS Store para el disfrute de todos los usuarios de PSVR.
La idea de hackear redes no es nueva en el mundo de los videojuegos. Sin embargo, mientras que otros títulos se aproximan a este concepto mediante misiones secundarias o minijuegos integrados dentro de una trama más general, Darknet afronta sin rodeos la dinámica de hackeo como mecánica principal. Aquí no hay medias tintas, somos hackers, nos pagan por ello, y nuestro objetivo es robar toda la información que podamos.
Una vez hayamos asumido el papel de hacker, dejando la moral donde cada uno considere, una voz en off (con acento latino) nos guiará en nuestros primeros pasos explicándonos el entorno básico y el mecanismo de hackeo elemental. Después de unos primeros momentos un tanto confusos, con demasiada información que asimilar y alguna que otra mecánica no del todo clara, nos haremos sin problema con los menús y la dinámica general de juego.
Todos los textos están traducidos al castellano, lo cual es de agradecer ya que, si queremos, tenemos bastantes para leer. A nivel gráfico, todo el entorno del juego utiliza una estética básica con líneas de neón que le sientan perfectamente bien al ambiente computacional buscado.
El menú principal de juego hace las veces de portal de hackeo, a través del cual podremos acceder a boletines de noticias, de algún modo relacionadas con nuestra actividad, estadísticas, información general del juego y, por supuesto, la próxima red víctima de nuestras habilidades informáticas. Todo esto contribuye a reforzar, de forma eficiente, el ecosistema hacker creado, e incluso se dan argumentos que bien podrían legitimar nuestra actividad. Siempre encontraremos grandes corporaciones con prácticas cuestionables a las que no les vendría mal un escarmiento digital. No deja de ser curioso como en el propio menú encontramos una apostilla final en la que se nos recuerda la ilegalidad de la práctica del hacking.
Mecánica de juego
Una vez que hayamos elegido la red a hackear, esta se presentará ante nosotros como un conjunto de nodos interconectados entre sí a modo de red neuronal. Cada nodo tendrá un nivel específico de seguridad o protección que lo harán más o menos vulnerable y que nos exigirá tener más o menos recursos de ataque. Al hackear un nodo puntual debilitaremos los nodos contiguos haciéndolos más asequibles y fáciles de controlar. Nuestro objetivo será siempre hackear el nodo raíz, donde está la información que queremos obtener y que, por supuesto, partirá con unos niveles de protección muy altos.
Con la vista general de la red envolviéndonos por completo, deberemos planificar nuestra estrategia de ataque empezando siempre por atacar a los nodos más débiles e intentar progresar, poco a poco, hasta llegar al nodo raíz. Una vez seleccionado nuestro primer objetivo iniciamos el hackeo propiamente dicho. Podemos entender cada nodo como un nivel o puzle independiente. Este se nos representa como una rejilla, a modo de panal de abeja, con varios nodos defensivos y un núcleo central. Nuestro trabajo consistirá en decidir estratégicamente en qué orden hackear los nodos. Esta acción desencadenará una cascada de luz que crecerá en todas las direcciones desde el nodo elegido hasta que o bien choque contra otro nodo defensivo o bien choque directamente contra el núcleo, en cuyo caso habremos concluido el hackeo y capturado el nodo.
Disponemos de tantos turnos para jugar como virus tengamos para introducir. Y es que conforme vayamos ganando dinero dentro de la red, podremos equiparnos con diferentes herramientas de software que, sin duda, nos harán la vida mucho más fácil a medida que vayamos avanzando en el juego. A nivel de red podremos inyectar gusanos, hydras y exploits, todos ellos se encargarán de debilitar la red de una manera u otra, y serán las herramientas que tendremos para definir nuestra estrategia global de ataque.
En todo momento tendremos asignado un nivel de hackeo, de modo que podremos fácilmente elegir redes de una dificultad acorde con nuestras capacidades. Al principio los niveles resultan muy asequibles y rápidamente identificaremos patrones o estrategias que funcionan razonablemente bien, quizá demasiado, durante varios niveles y que nos permitirán progresar sin demasiadas dificultades. En cualquier caso, la dificultad acaba llegando y, poco a poco, deberemos planificar con mayor detenimiento nuestros movimientos.
Cada red tiene asignado un tiempo límite de hackeo antes de que nuestra intrusión sea detectada. Una cuenta atrás gigante nos acompañará en todos los escenarios de la red para meternos más presión y recordarnos el tiempo que nos queda. Solo si cumplimos nuestro objetivo dentro de ese límite temporal recibiremos la recompensa económica asignada a la red, siempre en BitCoins, y que podremos canjear posteriormente para obtener mejoras globales así como para aumentar nuestro nivel de hackeo dentro del juego.
Las redes se generan de forma procedural, por lo que podremos estar seguros de no encontrarnos dos estructuras de redes iguales. Ciertamente esta generación aleatoria encaja perfectamente en la mecánica del juego y es de agradecer el haber optado por su implementación.
Algunos nodos confusos
Aunque todo el entorno nos rodea en 360º, hay que recordar que PSVR está optimizado para ser usado en 180º. Teniendo en cuenta además que el control del juego se hace con el gamepad, nos encontraremos fácilmente con problemas de oclusión en cuanto dejemos un poco de lado la cámara. Para solucionar esta situación se ha implementado un sistema de rotación con el joystick analógico en el que giramos con pasos de ángulo fijo con difuminado a negro incluído. El juego nos permite configurar dos niveles de confort en el que el tiempo de difuminado se acorta resultando en una rotación más rápida. Aunque Darknet resulta cómodo de jugar y las navegaciones por menús se realizan sin problema, no siempre podremos centrar la vista en el punto exacto que queramos, y echaremos en falta alguna libertad mayor a la hora de rotar nuestro entorno. De igual modo no podemos evitar pensar en que habría venido bien la implementación de los Move, con los se hubieran mitigado considerablemente los problemas de oclusión.
Si bien el juego está desarrollado desde un principio para ser jugado en un dispositivo de realidad virtual, no podemos dejar de cuestionarnos hasta qué punto resulta esencial el uso de un HMD para el disfrute de este título. Si atendemos a la mecánica esencial del juego, la que desarrollamos dentro de cada nodo, podríamos concluir que el hecho de jugarlo con un HMD no aporta de forma clara ningún elemento determinante a la dinámica del juego. Dicho de otro modo, el puzle, en esencia sería igual de divertido en su versión clásica de monitor. Ahora bien, hay que reconocer que explorar la red a hackear en 360º viendo cómo toda su estructura nos envuelve totalmente es ciertamente inmersivo. Del mismo modo, tal y como está planteado el juego, tenemos la sensación de que el propio HMD se torna en una herramienta de hackeo en sí, como una especie de ventana que nos da acceso a un portal de interfaces y herramientas específicas para la consecución de nuestro fin. Con todo ello, el enfoque virtual acaba quedando justificado aportando un toque extra de inmersión y tecnificación que encaja perfectamente con el contexto de todo el juego.
Conclusión
Es cierto que pasadas la primeras horas podremos encontrar patrones de ejecución repetitivos y cierta monotonía en la resolución de puzles. Sin embargo, alicientes como la superación de nuestros tiempos de hackeo, la mejora continua de nuestras habilidades, redes cada vez más complejas y el ecosistema hacker creado entorno a nuestra actividad acaban compensando sus posibles carencias y conforman un título muy divertido con el que se tienen garantizadas muchas horas de juego. La sencillez de su planteamiento se convierte en una virtud, y su mecánica adictiva nos hará jugar una y otra vez. Si a esto le sumamos su reducido precio, Darknet se convierte en un título totalmente recomendable.
Braveh
#1 28 MAR 2017 12:13
Excelente análisis compañero.
Una futura compra cuando acabe Bound (por cierto, excelente juego para VR)
Sr_Ton
Visores
#2 28 MAR 2017 21:29
Buen análisis, se agrega a la lista de títulos de VR. Por lo que veo, es además un tipo de juego que a mi me gusta. Siempre he pensado que esta estética retro le sienta muy bien a la realidad virtual.