Space Pirate Trainer DX: ANÁLISIS

9 SEP 2021  19:00

ray_manta

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Space Pirate Trainer DX: ANÁLISIS

El entrenamiento para convertirnos en piratas espaciales evoluciona con la llegada de dos nuevos modos multijugador: Versus y Arena. Space Pirate Trainer es ahora con su versión DX el pasado, el presente y el futuro de la VR. Disponible para Quest.

Un '3 en 1' imprescindible para lubricar la VR

I-Illusions, el estudio responsable del juego Space Pirate Trainer, dio a conocer hace dos años que trabajaba en un proyecto para Oculus Quest llamado Space Pirate Arena, un título que entonces describieron como la evolución de los lasertag (juego competitivo de disparos y estrategia entre dos equipos en un área de juego amplia) en realidad virtual. El año pasado se pudo participar en la beta cerrada y vimos que finalmente lo que estaban desarrollando era un PvP, un juego VR para dos personas compartiendo un mismo y amplio espacio real y virtual.

 

Llegamos así a agosto de este año y saltó la sorpresa. Lo que creíamos que iba a ser un juego nuevo ambientado en el mismo universo que el título original iba a ser en realidad una gran actualización, que llegaría en septiembre, y que sería gratuita para los que ya tuvieran Space Pirate Trainer en su versión para Oculus Quest. En el resto de plataformas (PC VR, PSVR) el juego permanecería inalterable, con su única modalidad de juego en solitario.

 

 

Al modo Clásico para un jugador se le sumaría un modo multijugador para dos usuarios llamado Versus y la modalidad Arena, para uno o dos jugadores, que exigiría un espacio tan amplio como lo permite el límite del visor, 10 metros x 10 metros, CIEN MIL centímetros cuadrados (si son más mucho mejor) y ni uno menos. Para que os hagáis una idea, eso es media pista de un campo de tenis.

 

Los tres modos de juegos conforman Space Pirate Trainer DX, un edificio cuyos cimientos se fraguaron en el pasado, con tres plantas para habitar el presente y que ahora también ofrece vistas a un esperanzador porvenir desde su azotea, desde la misma plataforma en las alturas en la que combatíamos contra drones en 2016 (versión PC), en 2018 (PlayStation VR) y desde 2019 en Oculus Quest. Bienvenidos al futuro, piratas espaciales, es hora de enseñar al mundo las posibilidades modestas quizá ahora, pero ilimitadas, de la realidad virtual.

MODO CLÁSICO

Ninguna novedad en esta modalidad de juego, que sigue siendo tan divertida como el primer día. Escoge con qué tipo de arma disparar, hacerlo a dos manos o llevar en una de ellas el escudo, y prepárate para sobrevivir a oleadas de drones asesinos. Como curiosidad, a raíz de la controversia de la inserción de publicidad dentro de los videojuegos, SPT siempre la ha tenido y nunca generó polémica. Para saber más de este modo de juego, podéis leer el análisis en ROV de la versión para visores de PC o el que publicamos de PlayStation VR.

MODO VERSUS

Mismo escenario que el modo clásico, pero esta vez podemos invitar a un amigo, pero no para que nos ayude, sino para competir contra él. Por cada enemigo que derribemos, a nuestro oponente le aparecerán dos más, y viceversa. Cuánto más certeros seamos, más difícil se lo pondremos al segundo jugador.

 

Importante disparar solo a los drones que nos atacan a nosotros (de color rojo) y no a los que van contra nuestro adversario (de color verde). Si aparece un power-up hay que darse prisa en cogerlo antes de que lo haga nuestro rival, al que veremos peleando en una terraza similar a la que estamos nosotros. A nuestra disposición tendremos la posibilidad de ir cambiando de arma, de utilizar el escudo que tenemos en la espalda o de convertirlo en un látigo para atrapar drones y estrellarlos entre sí o contra el suelo. Misma mecánica que el juego de siempre, pero para dos personas. No es un modo multijugador revolucionario, pero sí un muy buen complemento.

 

MODO ARENA

El análisis de esta modalidad lo vamos a dividir en dos partes, porque una cosa son los preparativos y otros el echar unas partidas. La mayor virtud del modo Arena es también su mayor defecto: sus exigencias de espacio libre y su configuración. Y es que la revolución de que con un visor doméstico nos podamos montar nuestro propio Location Based Entertainment (LBE) a lo Zero Latency es algo que no estamos muy seguros de que todos los propietarios de unas Oculus Quest vayan a poder disfrutar o de que les vaya a merecer la pena, por todos los preparativos y requisitos que implica. No son muchos, ni tan complicados como os va a parecer, pero en un mundo donde prima la inmediatez (encender la consola y ponerse a jugar), podría suceder que pudiendo preparar una tortilla de patatas (con cebolla) acabemos queriendo cenar solo un par de huevos fritos.

SPACE PIRATE ARENA: ingredientes para 1 ó 2 personas

Requisitos mínimos:

  • Un visor Oculus standalone, Quest original o Quest 2
  • Un espacio de 10m x 10m
  • Una copia de SPTDX

Requisitos recomendados:

  • Un segundo visor Oculus Quest o Quest 2
  • Un amigo o enemigo
  • Un espacio de más de 10m x 10m (facilita las cosas)
  • Otra copia de SPTDX
  • WiFi (se puede compartir los datos de un solo móvil con ambos visores)

PREPARATIVOS ANTES DE JUGAR

Lo primero es hacerse con un visor Oculus Quest e instalar o actualizar Space Pirate Trainer DX, y a no ser que viváis en el Palacio Real o un apartamento tipo loft, localizar un lugar donde poder establecer un Guardian de 10 metros por 10 metros libre de obstáculos. Una cosa tiene que quedar clara, si no conseguimos crear un área de seguridad de 100 metros cuadrados no podremos jugar al Modo Arena. Si el programa detecta que no hemos definido ese espacio, esta modalidad será inhabilitada, no podremos acceder a ella.

 

Esto puede ser un problema de fácil o difícil solución, porque muy pocos vamos a tener en casa o cerca una sala libre con esas dimensiones, y el recurso de utilizar un jardín o plaza nos enfrente a una de las limitaciones del visor: se puede usar en exteriores, pero si hay un exceso de luz el seguimiento de los mandos no funcionará correctamente y seguramente ni siquiera podremos empezar a configurar el área Guardian.

 


 

Mis primeros intentos de probar el Modo Arena fueron desesperantes, y no por culpa del juego, sino por empecinarme en intentar hacer lo que no se puede. Aunque conseguí liberar en mi casa una habitación para dedicarla a la VR, ni dejando vacía otra y derribando la pared entre ambas conseguiría los 10 m x 10 m imprescindibles. El truco de inhabilitar la zona Guardian, de no crear ningún límite, no funciona. Intentar abarcar dos habitaciones y un trozo del pasillo, sí, pero no merece la pena y es perder el tiempo.

 

En el garaje comunitario de mi edificio, con algún pilar en medio, pude crear esa área de juego, pero los cambios de luz por la llegada de algún coche confundían a los sensores del visor y había riesgo de atropello (o de ir de cabeza contra una columna), así que la experiencia no era allí muy viable. Lo más fácil es ir a algún recinto deportivo, una pista de tenis o una cancha de baloncesto, pero los deportes y yo no somos muy amigos y hace años que no soy socio de ningún gimnasio o polideportivo. Así que no me quedó otra que buscar un lugar en el exterior.

 

Tengo la suerte de vivir en una zona con muchos espacios abiertos. A 5 minutos de mi casa hay plazas, jardines y hasta campos de cultivo de varias hectáreas sin nada creciendo en ellos, y probé en varios lugares más o menos discretos, alejados de las miradas curiosas de la gente. Solucionado el problema del espacio, me encontré con el de la luminosidad. Estamos en verano y aunque viva en el norte de España, hasta pasadas las 19.30 h es harto complicado jugar en exteriores con Oculus Quest, cuyo seguimiento funciona mucho mejor con poca luz que con demasiada. Lo cierto es que es jugar de noche o en una habitación casi a oscuras es mucho más factible que hacerlo a pleno sol, algo directamente imposible con los visores standalone de Facebook.

 

 

Finalmente, tras escoger un lugar y hora adecuados, dejarme la vergüenza en casa (porque siempre aparece algún espectador curioso) y engañar a un par de amigos, fue hora de crear el área de seguridad máxima que permite en software de Oculus Quest: 10x10 metros. Pero pasar de la teoría a la práctica no es sencillo ni rápido las primeras veces. Acostumbrado a señalar con un mando un límite de unos pocos metros cuadrados sin moverse del sitio, cuesta un tiempo aprender cómo crear la máxima área de seguridad que permite el sistema Guardian. Hay que moverse por la zona, no basta con estirar al máximo el brazo y crear a nuestro alrededor una amorfa cuadratura del círculo e ir poco a poco mejorándola.

 

Que quede claro que tenemos que conseguir un cuadrado perfecto de 10 metros de lado por 10 metros de lado. No sirve un rectángulo de 12 x 8 ni una superficie de 9.5 x 9.5 metros. Cuando estéis "pintando" el perímetro de los límites de seguridad los bordes deben de ser una línea recta (algún defectillo se tolera). Tenéis que estar seguros de que habéis dibujado virtualmente en el suelo la máxima área permitida. Si no, cuando entréis en el juego y vayáis al modo arena veréis que "casi" habéis conseguido establecer ese Guardian de 10 x 10, pero aparecerá un mensaje de que no es suficiente y os tocará de nuevo empezar todo el proceso.

 

En un futuro cercano, Facebook tiene intenciones de ampliar el límite actual hasta los 15 metros x 15 metros, y el estudio I-Illusions ya ha asegurado que están encantados con esa idea, que SPTDX se actualizará para que se pueda jugar en un área mayor. Lo cierto es que, como veremos ahora que por fin voy a entrar a detallar cómo se juega al Modo Arena, los tan difíciles de conseguir 10x10 metros se quedan hasta pequeños. Recordad que hay salones arcade VR con espacios de juego de cientos de metros (225 metros cuadrados tiene la sala de Zero Latency en Tarrasa, por ejemplo, 400 la de Melbourne).

 

Y POR FIN, A JUGAR

Ya sé que tenéis ganas, pero todavía no vais a poder, porque tras establecer el área 10x10 de uno de los jugadores, hay que hacer lo mismo para el segundo. El espacio físico de uno no tiene porqué ser el mismo que el del otro. Es decir, si hemos reservado una pista de tenis, cada uno de los jugadores puede situarse en un lado diferente de la red. Mientras los dos tengan una conexión a internet estable, al inciar la partida juntos mediante invitación ambos estarán en el mismo espacio virtual, aún estando en espacios reales diferentes.

 

Sin embargo, que el área real y la virtual sean la misma aporta al aliciente de escuchar los pasos del enemigo de verdad, o su respiración, o sus juramentos y maldiciones, y añade un extra de inmersión a la experiencia. Conseguirlo no es tan difícil como parece, el juego nos da algunas indicaciones de cuál es la mejor forma de lograr dos perímetros virtuales coincidentes, y lo cierto es que haciéndolo a ojo no me ha ido mal. Una vez establecido el perímetro del compañero, de un modo u otro, ahora sí, por fin, vamos a explicar cómo se juega a Space Pirate Arena.

 

Desde la sala de espera virtual, que por cierto no es muy vistosa, tras invitar o aceptar la invitación de nuestro oponente y habiendo escogido en qué escenario pelear, hay que caminar físicamente hacia una zona con forma de cabina circular de las 4 disponibles.

 

Comienza la cuenta atrás de 5 segundos, fundido en negro, vemos como se genera el mundo virtual (transición que mola) y nos encontraremos en escenario en el que tendremos que encontrar al rival y acabar con él de un certero disparo, o escondernos para que no nos pille, esquivar sus ráfagas de láser o detenerlas con un escudo cuya protección dura escasos segundos. Y poco más hay que contar. Es el juego del gato y el ratón en cinco entornos futuristas: Chatarrería, Tránsito, Laboratorio Secreto, Exoplaneta y Cañón. Escribo sus nombres en español porque todos los textos en el juego están en nuestro idioma, una buena localización a la que se le pueden encontrar defectos si nos ponemos muy picajosos.

 

Si nos matan, deberemos ir rápidamente a una de las cabinas circulares para resucitar y si perdemos nuestras 3 vidas, Game Over, tras lo cual podemos optar por volver a la sala principal o seguir jugando en el mismo escenario. Las partidas son rápidas, simples y divertidas. Todo el esfuerzo de los preparativos merece la pena, aunque después de haber cascado una docena de huevos, manchado toda la cocina de harina y ensuciado el horno a lo mejor uno esperaba una espectacular tarta de tres pisos y lo que obtiene es un sencillo bizcocho de yogurt.

 

 

No sé qué más contar del juego en sí, de lo sencillo que es. Localizar al rival, disparar, esquivar, agacharse, desplegar el escudo en el momento preciso. No hay colisiones de nuestro cuerpo virtual con los escenarios y echo en falta un sistema de coberturas que se sienta real. Los disparos rebotan en los escudos (y a lo mejor morimos marcándonos un gol en propia puerta). La música, trepidante, se puede activar o desactivar.

 

Si atravesamos el perímetro de seguridad, el escenario se volverá más digital, negro y verde casi como una antigua pantalla de fósforo, y se nos invitará a volver al redil. Si nos acercamos peligrosamente al enemigo, una señal sonora y visual nos avisará de ello, pero como lo normal es disparar desde cierta distancia, rara vez ocurrirá esto a no ser que lo hagamos a propósito, por darnos una tregua o por hacer un poco el tonto bailando con nuestros avatares.

MODO ARENA EN SOLITARIO

Si de todos los ingredientes nos falta el segundo jugador o falta a su cita con nosotros (y con la muerte), siempre tenemos la opción de echar una partida en solitario. Mismos escenarios, pero sin un rival humano contra el que disparar, que será sustituido por uno o más drones voladores de varios tipos. Sigue siendo necesario tener media pista de tenis de espacio libre, pero no hace falta internet.

 

Tienen muy buena puntería, al ser pequeños son más difíciles de localizar, y nos pueden sorprender. Algunos llevan escudos protectores permanentes en los laterales, por lo que solo podrás derribarlos si te enfrentas a ellos cara a cara. Y cuando son más de uno en el escenario, las cosas se ponen realmente difíciles. El no tener un amigo con un segundo visor no os va a impedir disfrutar del Modo Arena, en solitario y contra la IA del programa, la experiencia va a ser igual de divertida, excepto porque lo de insultar para provocar al contrario no hará efecto y desahoga menos.

 

GRÁFICOS Y SONIDO

Los 5 entornos del Modo Arena están llenos de detalles, visualmente se ha hecho un gran trabajo. En cierta medida me recuerda a los escenarios por donde transcurrían nuestras aventuras en Star Wars: Tales from the Galaxy's Edge. Buenas texturas, cuidado por los detalles (graffitis, tuberías que gotean, urnas que contienen extrañas vísceras en el laboratorio), escalas correctas y una gran sensación de inmersión.

 

El mayor defecto es el ver caminar a los avatares, que parecen zambos, con las piernas arqueadas como si hubieran estado cabalgando durante horas y se acabaran de bajar del caballo. Es lo que tiene tener seguimiento de manos y de la orientación de la cabeza, pero no de nuestro cuerpo de cintura para abajo.

 

En el apartado sonoro el juego destaca por algunas melodías que invitan a la acción y unos buenos efectos de sonido, pero no es un apartado espectacular, sino cumplidor, más que suficiente para sentir que somos unas caza-recompensas espacial disparando a un colega traidor de frente o por la espalda.

LA GUINDA DEL PASTEL

He dicho que a I-Illusions le ha salido un rico bizcocho y no una tarta, pero resulta que se han guardado un as en la manga (pastelera), una fruta escarchada que corona el proyecto, o a nosotros, convirtiéndonos en el rey de los piratas espaciales: el editor de niveles.

 

Podemos jugar en los 5 escenarios propuestos, pero también crear los nuestros propios, y la manida frase de que esto abre un mundo de posibilidades es absolutamente pertinente. No he podido explorar a fondo las posibilidades de crear un escenario propio, pero tan solo imaginad que en vuestro espacio ideal de 10m x 10m hay una puñetera columna en medio, o un árbol o una farola. Pues podemos convertir ese obstáculo en algo a nuestro favor, haciendo coincidir ese objeto sólido del mundo real con un pilar que coloquemos en el espacio virtual que estamos construyendo.

 

Vamos a suponer que tenemos una enorme nave a nuestra disposición (yo ya estoy convenciendo a un amigo para que su cosechadora y tractor duerman en la calle, ser de pueblo tiene sus ventajas, no todo son problemas en la España vaciada). Haciendo coincidir las paredes del laberinto virtual donde combatiremos con muros del mundo real, con un sofá o con cualquier cosa sólida que se nos ocurra (con pallets de madera se fabrican maravillas) conseguiremos crear nuestro propio mundo donde las colisiones sean auténticas (y duelan de verdad si vamos a lo loco y nos chocamos contra ellas).

 

 

Si partimos de cero, veremos una habitación vacía divida por una red de cuadrados de 25 centímetros de ancho, sobre los que colocaremos nuestros ladrillos virtuales. Y lo expreso en plural porque podemos en la creación de una sala pueden participar los dos jugadores, albañilería digital o interiorismo a cuatro manos.

 

A este editor le faltan opciones, o no he sabido descubrirlas (faltan instrucciones) o las han dejado quizá para más adelante. Por ejemplo, ¿se podrán algún día colocar assets 3D propios o importados? Sin embargo, pese a su modestia, estoy convencido que vamos a ver grandes cosas.

 

Todo en Space Pirate Trainer DX es simple, pero eficaz. Como el juego base original, todo es sencillo y divertido, funciona. Y ahora todas las novedades que ha traído su actualización para Oculus Quest son una ventana al futuro y un escaparate que va a proporcionar visibilidad a la realidad virtual.

 

CONCLUSIÓN Y REFLEXIONES FINALES

Lo primero que habréis visto es la nota, y en mi caso es lo último que decido, y no suele ser resultado de ninguna fórmula matemática. Mi primer impulso fue que el esfuerzo que los desarrolladores de I-Illusions se merece una puntación de 10: propuesta innovadora, dos modos de juego nuevos y uno de ellos increíble, enorme actualización y gratuita para los que compraron el juego, avisaron de la subida de precio con tiempo y todo en español.

 

Luego pensé en lo laborioso que es ponerse a jugar al Modo Arena, en si tanto esfuerzo para acabar en un pim pam pum entre dos jugadores merece la pena, y también me puse en la piel de los que no van a poder disfrutar de esta modalidad al 100% porque no van a encontrar "una hectárea" de terreno libre o un amigo con un visor standalone de Facebook con el juego instalado y con tiempo para quedar.

 

Sí, Space Pirate Trainer DX no es perfecto, pero sin duda es un título que destaca tanto tanto en el catálogo de Oculus Quest que se merece el sobresaliente, al que le quito un punto para que sus creadores lo perfeccionen, para animar a los que lo vayan a jugar a exprimir sus posibilidades, para que Facebook Reality Labs consiga que el software de Quest soporte áreas del tamaño de un campo de fútbol o habilite una forma automática de crear un área de seguridad máxima a nuestro alrededor.

 

Quiero más SPTDX, necesito que sea más grande y mejor, aunque lo que ofrece ahora ya me ha hecho feliz a mi (y a tres amiguetes más). Deseo ver a la gente en los polideportivos con un visor blanco o uno negro en la cabeza. Me muero por ver clips en Tik Tok con frikis disparando ráfagas de plasma invisible. Me apetece reírme mirando cómo la gente se choca contra una columna en Fail Army. Deseo que las redes sociales se llenen de vídeos de personas jugando en la calle a un título sin duda indispensable y necesario, porque nada hay mejor para llenar nuestros hambrientos estómagos que desayunar o merendar un jugoso bizcocho digital como este.

 

El juego ha sido analizado con Quest 2 y con Quest 1.

+ Actualización gratuita para los que ya lo tengáis

+ Los piques con los amigos en el modo Versus

+ Poder jugar en un espacio de 10m x 10m

+ Editor de niveles en el modo Arena

+ Todo en español

- Crear un Guardian de 10m x 10m es laborioso

- Ponerse a jugar al modo Arena no es inmediato

- 10m x 10m se queda pequeño

- Jugabilidad intensa, pero simple

9 "Muy bueno"

Space Pirate Trainer (Quest)

9

Lanzamiento / Mayo 21, 2019

Space Pirate Trainer es el entrenador oficial de los aspirantes a piratas espaciales en la realidad virtual. ¿Recuerdas esas asombrosas máquinas recreativas tradicionales? Imagina si esas máquinas ...

Nota de los usuarios

8