Starship Troopers Continuum: ANÁLISIS
Hoy 15:00
Una película que marcó a toda una generación por sus bichos y sus duchas. Un juego cooperativo para descargar toda nuestra munición. Disponible para Quest 2/3 y PSVR2.
Cooperar para divertirse
Una pequeña introducción nos relata los hechos ocurridos en la batalla sucedida en Klendathu 25 años atrás. Ahora, formando parte de un escuadrón comandado por el propio general Rico, viajaremos a las tierras de Janus-4 para acabar con la amenaza alienígena. Bajo la piel de un FPS cooperativo para hasta tres jugadores, Starship Troopers: Continuum quiere que aniquilemos a todo bicho viviente en su planeta de origen... y la verdad que no hay nada más que hacer en él.
Con una estética cartoon y un apartado técnico demasiado flojo, el juego de XR Games no termina de ponernos los pelos de punta al vernos rodeados por insectos gigantes en ningún momento. Su excesivo estilo estilizado poco nos hace recordarles por su imponente presencia en la película y ni siquiera los jefes finales de mayor tamaño consiguen sorprendernos... ni atemorizarnos. Muy lejos de su estupendo trabajo en Zombieland: Headshot Fever Reloaded. Si además el desarrollo es enfrentarnos a cientos de bichos, uno tras otro, casi sin respiro y con la misma apariencia... es algo que le acaba pasando factura demasiado pronto.
Starship Troopers: Continuum nos propone misiones de cerca de media hora de duración donde todo lo que haremos será disparar sin discreción alguna. En compañía todo será mucho más liviano, pero tras un par de misiones nos daremos cuenta de su vacía jugabilidad y lamentablemente, tras un Helldivers este año (aunque sea en plano) pensamos que la licencia podría haberse aprovechado para sentir el peligro de estar en un planeta hostil como toca y no en un producto genérico con idea de sacar rédito de la marca que luce en el logotipo. Aun así, hay donde rascar.
A pesar de poderse disfrutar en solitario, el corazón del título radica en hacerlo en compañía. En la selección de nivel encontramos un apartado donde se muestran las partidas online en juego indicando el nivel elegido, el número de participantes y la posibilidad de unirnos a cualquiera de ellas si es posible. Un ejemplo a seguir en los títulos de realidad virtual, dado lo complicado que resulta habitualmente encontrar con quién jugar y otorgando vida a su experiencia más allá del clásico texto de "buscando jugadores" sin esperanzas de encontrar a nadie.
Entre las oleadas de bichos (esos polígonos verdes de ahí) hay espacio para coleccionables.
Algo de roguelite, pero poco
Si bien los niveles de la historia no son más que oleadas de bichos unos tras otros mientras avanzamos (incluso con barreras para no salir la zona) estos se intercalan con incursiones secundarias que al final resultan más obligatorias de lo que nos gustaría. Como jugador tenemos un rango que nos permite jugar o no a las misiones. Si no lo tenemos, no queda otra que repetir o participar en estas incursiones secundarias para aumentarlo y poder progresar en la guerra principal. Como multijugador tiene sentido, pero no termina de cuajar si jugamos solos.
Además, nuestro personaje puede morir, lo que significa revivir bajo la piel de otro soldado sin las mejoras obtenidas con el caído. No perdemos progreso en el nivel, pero sí ciertos beneficios jugables. Por suerte, tras cada oleada, para que nos entendamos, damos con un checkpoint para revivir en dicho punto e incluso con los enemigos y vitalidad que tenían en el momento de caer, algo que no penaliza tanto al jugador como en una experiencia roguelite al uso. Dichos puntos también se aprovechan para mejorar armas y mejoras, así que no deja de ser un mal menor.
No deja de ser un producto sencillo y repetitivo, poco ambicioso, pero el gunplay es lo suficientemente satisfactorio como para volver a él, sobre todo en compañía
Eso sí, podemos convertir en ciudadano al soldado que consiga salir airoso de la misión desde la base de operaciones (el lobby central) adquiriendo upgrades adicionales que serán mejores cuanto mayor nivel tenga dicho personaje. La decisión quedará en nuestras manos si decidimos seguir con él a riesgo de caer en la próxima batalla y perdiendo, por tanto, las posibles recompensas. Al final tampoco importa en exceso porque lo que pretende Starship Troopers: Continuum es que juguemos y juguemos. Y si lo tuyo es la acción sin pensar, aquí hay diversión para unas cuantas tardes.
No deja de ser un producto sencillo y repetitivo, poco ambicioso, pero el gunplay es lo suficientemente satisfactorio como para volver a él, sobre todo en compañía. Hay cosméticos repartidos por los niveles, mensajes grabados ocultos e insignias para agudizar la puntería y la vista. Quizá le falta más cuerpo y no deja de ser el hermano feo de Starship Troopers: Extermination (juego de la saga que llega ahora sin ser VR) pero es un juego de disparos que funciona bien sin más, con música heroica, peliculera y voces por radio que nos hacen no estar solos (en inglés con subtítulos en español). Lamentablemente, si no tuviera el aliciente de la franquicia, pasaría mucho más desapercibido de lo que lo hará.
Sí, el de la derecha también es un enemigo final.
Conclusión
Starship Troopers Continuum no es el juego de la clásica cinta de los noventa que esperábamos. Un FPS del montón con una estética que hace perder todo el carisma que tienen estos insectos gigantes que tanto nos gustan y que solo recomendamos si buscas desfogarte en batallas online junto a dos personas más donde no soltarás el dedo del gatillo en ningún momento.
Análisis realizado en Meta Quest 3.