HoloBall - PSVR: ANÁLISIS

6 JUL 2017  11:45

HenryCO

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HoloBall - PSVR: ANÁLISIS

Calentad las articulaciones y despejad la habitación para disfrutar sin medida de este frontón virtual que nos trae TreeFortress. Si queríais sudar la camiseta, esta es vuestra oportunidad.

A palazo limpio

Disponible en Steam y en PS Store desde hace ya un tiempo, HoloBall nos propone una dinámica básica pero que funciona a la perfección. A mamporrazo limpio y pala en mano nos dejaremos toda nuestra energía en golpear una pelota, intentando encajarle un tanto a nuestro oponente virtual. La recursiva estética tronesca y la propia dinámica del juego, nos harán viajar de nuevo a ese particular futuro retro que tanto nos gusta, a la vez que  establecemos algún que otro vínculo mental con el mítico Pong o incluso con Arkanoid.

 

 

Lo primero que tiene que quedar muy claro al potencial jugador de HoloBall, es que se trata de un juego muy físico. El título lo recuerda en varias ocasiones pero no será hasta que llevemos unos cuantos minutos jugando, cuando de verdad empecemos a entender la magnitud de dicha afirmación. En esta ocasión, unos simples giros de muñeca, por muy enérgicos que sean, no resultarán suficientes para garantizar nuestro progreso en el juego.

 

Deberemos agacharnos, levantarnos y estirarnos lateralmente si queremos luchar todas la pelotas, cuya velocidad irá en aumento conforme avancemos en el juego. Al cabo de un rato, y en esta época del año más aún, empezaremos a sudar considerablemente teniendo la sensación de estar realizando una actividad más cercana al ejercicio físico que al disfrute sosegado de un videojuego.

 

Los requisitos de espacio necesario son bastante exigentes. Que nuestros pies y manos queden cubiertos  por la cámara nos obligará a alejarnos al menos 2.5m de ella.

 

Por supuesto el área de tracking de PSVR acaba imponiendo unos límites a nuestros movimientos. Sin embargo, en esta ocasión se han llevado al límite dichos extremos, resultando en unas dimensiones sorprendentemente amplias. De hecho, aquí es donde se pone de manifiesto otro de los grandes condicionantes de este juego (especialmente para los usuarios de PSVR): el espacio libre necesario.

 

Nuestro cuerpo deberá aparecer por completo recogido por la cámara de PS4, lo que nos obligará a alejarnos de forma considerable. Aunque el juego recomienda una distancia de 2 metros aproximadamente, nos ha parecido que nunca debería ser menor a 2.5m, encontrándose su configuración óptima cercana al extremo de los 3m.  Aunque el juego es disfrutable en cualquier caso, solo si disponemos de todo el espacio necesario, incluyendo la tranquilidad de saber que no podemos romper nada, disfrutaremos por completo de todo lo que el juego puede ofrecer.

 

 

El escenario base del juego consiste en una especie de frontón virtual, de dimensiones ajustables a nuestro espacio real, en el que deberemos golpear con todas nuestras fuerzas e intención una pelota flotante. Al fondo, en lugar de tener una pared, aparecerá nuestro enemigo a modo de cuadrado o losa móvil, que se desplazará a la posición adecuada para que nuestra pelota rebote. Si conseguimos colársela, punto para nosotros, y si es al revés punto para la IA.

 

Sobre este escenario básico se construyen los diferentes modos de juego. Por un lado tenemos el modo “Campaña” donde deberemos superar partidos clásicos contra la IA en una dificultad creciente. Por otro lado no encontramos con retos más concretos en los que deberemos aguantar peloteos largos sin fallar, o avanzar contra la IA todo lo que podamos con un número limitado de vidas.

 

 

Más allá de los distintos modos, todo el juego se basa en la mecánica básica de golpeo y peloteo. En este sentido hay que reconocer que la dinámica de juego funciona perfectamente, con unas físicas suficientemente consistentes y una dificultad creciente que incita a seguir avanzando. Podemos jugar con una o dos palas y rápidamente sentiremos que tenemos control sobre la pelota y podemos definir la estrategia del punto. La pelota responde según lo esperado, en función de la fuerza con que la golpeemos, el ángulo o la zona de la pala que usemos.  Las habilidades y tamaño de nuestro oponente también irán aumentando conforme avancemos en el juego llegando a disfrutar de momentos de peloteo bastante épicos. 

 

El juego resulta esencialmente divertido cumpliendo así con el objetivo principal de un planteamiento eminentemente arcade como este. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que la exigencia física que nos demanda el título puede tener alguna que otra contrapartida. Más allá de las ganas que tengamos de sudar la camiseta, literalmente hablando, hemos empezado a notar,  después de una sesión moderada de juego, ciertas molestias en el hombro como consecuencia de la infinita sucesión de palazos en vacío. Es muy probable que este efecto no sea extensible a otros jugadores y tenga más que ver con la vetusta articulación de quien escribe, en cualquier caso es algo a tener en cuenta.

 

 

Por otro lado, como no podía ser de otra manera, el tracking de PSVR requiere algún que otro comentario aparte. Podríamos decir que el juego en general aprueba con nota en este aspecto, mostrándose curiosamente más consistente y estable que otros juegos más recientes y de dinámica similar. Con el tiempo, sin embargo, los fallos acaban llegando y, aunque son poco frecuentes, nunca es plato de buen gusto fallar un punto por problemas técnicos (especialmente cuando estás enfrascado hasta el cuello en algún reto).

 

A modo de aliciente el juego nos presenta unos rankings de mejores puntuaciones mundiales absolutas y semanales, con los que sin duda tendremos pique para rato. En general son bastante inalcanzables y la cosa mejora bastante si tenemos algún conocido local contra el que luchar. Lamentablemente los desarrolladores no han implementado cross-platform con los usuarios de HTC y Rift.

 

 

Gráficamente volvemos a encontrarnos con la  manida estética de tron que tan bien funciona a la hora de crear ambientes futuristas con un consumo ajustado de recursos. A pesar de lo vistos que a estas alturas están estos escenarios, hay que reconocer que la atmósfera conseguida sigue siendo perfectamente válida y arropa sin ningún problema a toda la mecánica del juego.

 

Mención especial requiere la música que nos acompañará en las partidas, compuesta por el grupo californiano “Dance With the Dead”. La calidad más que notable de sus pistas nos ofrece un rock electrónico con bastante aire retro que le sienta de maravilla al juego. Sin duda su ritmo intenso no ayudará a que nos relajemos ni un ápice en nuestra, ya de por sí, complicada tarea de palear sin descanso.

 

 

 

Conclusión

HoloBall no es un juego complejo ni profundo y apela a la jugabildad directa como principal atractivo. Su planteamiento arcade resulta en una fórmula bien implementada y divertida que nos hará pasar sin duda unos buenos ratos. La exigencia física que impone al jugador puede ser un aliciente o un problema, según como se mire, pero en cualquier caso hay que tenerla en cuenta antes de ponerse a jugar. Tampoco hay que perder de vista los requisitos de espacio necesarios que nos obligarán a tener al menos 2.5m libre de obstáculos delante de la cámara. Si cumplimos con estos requisitos y estamos dispuestos a tolerar algún que otro fallo de tracking puntual, HoloBall puede ser una opción interesante.

+ Muy divertido

+ Música espectacular

- Exigente a nivel físico

- Espacio requerido

- Algún fallo de tracking

6,5 "Bueno"

HoloBall (PlayStation 4)

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