Análisis de la versión comercial de Oculus Rift

Instalación

El proceso de setup supone un cambio radical respecto a los que estábamos acostumbrados en los kits de desarrollo anteriores, ya que es el propio asistente el que nos va guiando a la hora de conectar los cables del dispositivo, por lo que lo recomendable es descargar el programa e instalarlo antes de conectar ningún cable. Mediante un sencillo asistente, el software nos pedirá que vayamos conectando los cable del Rift, del sensor de movimiento y el receptor del mando de Xbox One. En este vídeo os podéis hacer una idea del proceso, todo muy sencillo como podéis ver.

Una vez instalado, lo normal será que haya alguna actualización de firmware pendiente, tanto del Rift como del sensor, y las mismas se realizan de forma automática, haciendo clic en siguiente y despreocupándonos de todo. Eso sí, como en cualquier proceso similar, es vital que no desconectemos ningún dispositivo durante el proceso ni, por supuesto, apaguemos el ordenador.

El siguiente paso es la creación de una cuenta de Oculus, algo que muchos de nosotros ya teníamos anteriormente para descargar productos desde Share, contactar con el soporte técnico o simplemente participar en su foro, así que basta con introducir nuestras credenciales para iniciar sesión con nuestra cuenta y registrar el Rift. Si somos nuevos, tendremos que elegir un nombre de usuario, una contraseña y una dirección de correo electrónico para registrarnos. Opcionalmente, podremos introducir un medio de pago para realizar compras en la tienda de Oculus.

Una vez superado este trámite, llega el momento de calibrar nuestro espacio. Deberemos colocar el sensor en un lugar sin obstáculos para que pueda vernos en todo momento. Podemos colocarlo a un lado del monitor, en una estantería... es algo que depende del espacio de cada uno, pero siempre debe ser en un sitio en el que no tenga problemas para vernos aunque nos movamos del sitio. La calibración la realizaremos con el Rift ya puesto, y veremos cómo un sensor virtual escanea la zona en la que nos encontramos. Si no lo hubiéramos colocado correctamente, el asistente nos pedirá que lo recoloquemos y que volvamos a intentarlo.

El último punto del proceso es el ajuste de la distancia interpupilar. A diferencia de los kits de desarrollo, el CV1 cuenta con dos pantallas independientes que podremos desplazar mediante un pulsador deslizante situado en la parte inferior derecha del Rift. Veremos dos líneas verdes formando una cruz, y deberemos pulsar el botón y desplazarlo hasta lograr que la línea vertical se vea lo más nítida posible. Aquí podemos ver el pulsador situado en la zona inferior derecha del casco, arriba a la derecha en la pantalla.

Al principio puede que nos cueste trabajo encontrar el punto óptimo, pero cuando estemos acostumbrados al HMD veremos que es bastante más sencillo de lo que parece. También podemos subir o bajar el visor para hacer lo mismo con la línea horizontal hasta encontrar el punto más adecuado para nosotros y encontrar esa nitidez que nos proporcionará la mejor experiencia posible. Los que planeen utilizar el Rift con gafas deben realizar ya este paso con ellas, ya que tenemos que ver con perfecta nitidez para ajustar bien la distancia interpupilar.