Path of Fury: - Epidode I: Tetsuo's Tower: ANÁLISIS

Pixel callejero

Una de las principales características visuales de la primera sobremesa de Sony fue la ausencia de antialising para sus texturas. Esto le confirió una identidad propia a su catálogo que a día de hoy es imposible no reconocer. Sin sus bailongos polígonos en pantalla, Path of Fury - Episode I: Tetsuo’s Tower nos propone un "yo contra el barrio" donde atizar a una sucesión de enemigos sin parar cuales sacos de boxeo. Una idea que sin duda nos hará sudar de lo lindo.

Lo cierto es que no hay mucho misterio tras él. Esto no va de un combate con físicas como hemos visto en otras ocasiones, ya que cada enemigo presenta sus puntos débiles con una silueta semitransparente en el lugar y momento en que nuestros puños le harán daño. No sirve de nada golpear a lo loco porque además sus golpes los detendremos golpeando también en un punto y momento concreto de su brazo o bloqueando tal ataque a la altura correcta. Si estamos atentos se habilitará una opción de golpeo por nuestra parte más eficiente que un puñetazo convencional. 

Tras derrotar al rival o rivales que se abalanzarán sobre nosotros, avanzaremos automáticamente mediante fundidos a negro, apareciendo frente a siguientes enemigos. Así hasta superar el nivel tras cerca de cinco minutos de movimiento físico continuo que, si caemos en combate, tocará repetir desde el principio. Una sucesión de fases que nos llevarán hasta llegar a la torre que da nombre a Path of Fury - Episode I: Tetsuo’s Tower media hora de juego si somos de pegar primero y preguntar después. Clubs nocturnos, callejuelas llenas de delincuentes y bajos clandestinos repletos de tipos duros, policías y Yakuzas.

Porque el juego de Leonard Menchiari, conocido sobre todo por Trek to Yomi, nos lleva a un lugar donde a base de Kung Fu lograremos salir airosos de la situación. Si por algo destacan sus productos es por conseguir una apariencia visual muy sólida, con un ambiente turbio que se traslada de forma excelente a todos los niveles gracias a esa aura grisácea que incluso impide ver de forma clara el contorno de los enemigos y nos sumerge de lleno en estos bajos fondos. Un apartado gráfico que potencia las limitaciones de su inspiración en los 32 bits para ofrecer un toque único. Pero... ¿aguanta el tipo?

La estética es turbia, gris y muy atrayente a través del visor.

Lo cierto es que Path of Fury - Episode I: Tetsuo’s Tower se acaba en un suspiro y pronto vemos los puntos débiles de una mecánica que, por seguir cierta coreografía, peca de resultar demasiado previsible. Cada enemigo tiene un patrón de ataque concreto, pero también una secuencia de golpes determinada para dejarles K.O. Esta se puede practicar desde el menú principal, un pequeño cuarto desde el que acceder a las fases (e incluso un modo endless donde no para de atacarnos gentuza hasta que el cuerpo aguante) donde eligiendo las fotos de uno de los enemigos descubiertos se permite ensayar su patrón de puntos débiles con un tronco de entrenamiento.

Al final todo se basa en protegernos a la altura correcta y aprovechar el momento de debilidad para comenzar la secuencia de golpes (débiles, medios o fuertes según el color) para reducir su vitalidad y hacerles caer. Los jefes finales ofrecen mayor resistencia, barra de vida incluida, pero al final todos los combates se sienten demasiado parejos sin llegar a aportar ese distintivo jugable que quizá necesita. Se atreve con algunos caminos alternativos en algún nivel, pero tras completar el juego necesitaríamos algo más que obtener el mayor rango posible, por velocidad y eficiencia, para volver a él y cansarnos de nuevo repartiendo tortas por doquier.

Nuestra zona de práctica por si algún enemigo se nos resiste.

Conclusión

Path of Fury - Episode I: Tetsuo’s Tower es un juego de acción directa y sin complicaciones que busca homenajear a las grandes películas orientales de hace unas décadas. Su sistema de combate funciona y aunque se le ven las costuras pronto, resulta satisfactorio. El new game + ofrece más reto si nos apetece seguir soltando mamporros, pero eso no impide que sea un título demasiado breve al que no todo el mundo podrá sacarle su jugo. Eso sí, solo por su apariencia, si te añoras los 32 bits, no querrás salir de sus turbias calles.

Impresiones tomadas en Meta Quest 3 sobre la versión del juego 0.9.9