Salary Man Escape: ANÁLISIS

18 OCT 2018  11:00

Sr_Ton

Salary Man Escape: ANÁLISIS

Haz escapar a los ejecutivos de su rutina laboral. Guía hacia la luz al hombre asalariado. Otra interesante propuesta de puzles de Red Accent Studios. Disponible en exclusiva para PSVR.

No es oficina para libertinos

La recompensa del trabajo bien hecho es la oportunidad de hacer más trabajo bien hecho. (Jonas Edward Salt)

Salary man escape es un videojuego de puzles basados en las físicas de los objetos. Se organiza por niveles y en cada uno de ellos, guiaremos a nuestro estresado ejecutivo hacia la puerta de salida a través de escenarios formados por bloques apilados de diversas formas. La situación de estrés laboral ha llegado a su límite y el trabajador quiere libertad. "No me echáis vosotros, soy yo el que huye despavorido", parece decirnos nuestro enlutado protagonista mientras corre por los escenarios. ¡Oh, pobre hombre asalariado! ¿Podremos ayudarte de algún modo? 

 

 

No controles mi forma de currar porque es total

Es preferible jugar sentado a este título. Podemos usar tanto dualshock como un solo move, siendo esta opción la más natural. Los mandos en ambas opciones se visualizan tal cual en el entorno virtual, proyectando un rayo de luz blanco a modo de puntero. Así, señalando las piezas movibles de color rojo podremos desplazarlas para variar la estructura y crear un camino transitable desde el personaje hacia la puerta de salida.  Por supuesto, como ocurre en otros títulos de RV con controles similares, podemos girar, subir o bajar la estructura del escenario de cada nivel. De ese modo tendremos mayor maniobrabilidad y visión global del nivel.

 

En cuanto a las sensaciones jugables que trasmite el control, sí observamos algunas deficiencias. Si bien el juego es perfectamente disfrutable a pesar de ello, los controles no se notan tan suaves como en otros títulos de puzles con manipulación bloques. Muchas veces las comparaciones son odiosas pero si, por ejemplo, uno prueba Tumble VR y después Salary Man Escape, este hecho se hace más evidente. En este último, el control es un tanto brusco en su ejecución y respuesta más allá del tracking. No es grave pero es apreciable. 

 

Huye antes de que la máquina te devore

El trabajo te hará libre

Un elemento muy presente a lo largo de los 78 niveles (distribuidos en 6 capítulos) es la sátira mordaz al mundo laboral. Veremos palabras inspiradoras o frases motivadoras recién sacadas del último manual de autoayuda repartidas por los escenarios del juego o en los momentos de carga entre niveles. Por supuesto, estas citas son objeto de chiste satírico en su contraposición con el contexto. Todo ello conforma la estética y el lienzo sobre el cual se construyen sus niveles, es decir, el trabajo extremo como forma de vida y el deseo paradójico de huir de él. Según tengo entendido, es un tópico el exceso de horas de trabajo en según qué empresas japonesas y en algunos casos se llega incluso a la muerte por trabajo: Karoshi (del japonés)

 

Si metemos en la batidora trabajo y videojuegos, ¿a dónde nos lleva esto? ¿Nos haremos eco de las malas prácticas que resuenan de vez en cuando en el mundo de los videojuegos? (véase el reciente caso Telltale Games). Detrás de un videojuego se esconden incontables horas de trabajo de personas anónimas que, más allá de celebridades, nos son ajenas a los jugadores. Una buena parte de sus vidas va en sus creaciones. Quizás ellos queden representados por ese pobre "salary man" que recorre incansable cada nivel. Hombres y mujeres que deben terminar su trabajo para ser libres de nuevo. Quizás esta sea la gran "metabroma" final que esconde este título. 

 

 ¡Ama tu trabajo aunque te vaya la vida en ello!

 

Una larga cadena de producción

Son especialmente destacables en este título el diseño de sus niveles y la gran cantidad de ellos. Los niveles, agrupados en seis capítulos, se van desbloqueando progresivamente. Como se apuntó con anterioridad, moveremos los bloques de color rojo para que nuestro ejecutivo pueda recorrer su camino hacia la puerta de salida y así completar el nivel. Una vez despejado el camino, la trayectoria  del personaje queda trazada sobre el tablero antes de ejecutarse. Existen dos objetos extra que pueden ser recogidos en determinados niveles afinando nuestra habilidad: la moneda y la taza de café. La moneda permite desbloquear niveles extra y la taza de café son puntos intermedios de guardado para niveles más complejos.

 

Si bien las ideas subyacentes son muy buenas, su ejecución no es del todo satisfactoria por varios motivos. Los niveles se resuelven normalmente de una forma concreta (o varias en algunos casos) y se demanda resolverlo en esa línea pero, a veces, aún sabiendo cómo resolver un puzle, las mecánicas y  las físicas del título te juegan una mala pasada. Se nota un poco encorsetado o falso de libertad en este aspecto. Por ejemplo, extraer un bloque significa no poder usarlo de nuevo. No hay vuelta atrás en nuestras acciones, no hay margen de enmienda. No sé si es algo premeditado o no pero pienso que es susceptible de mejora. Además, cada nivel debe pasarse en un tiempo límite mostrado en un marcador contrarreloj. A veces el puzle queda irresoluble y toca esperar al contador o bien reiniciar el nivel manualmente. Quizás quieren reproducir en nosotros el estrés del trabajador compulsivo pero, a mi entender, el reloj no mejora la experiencia en este caso. Salvo loables excepciones, en los juegos de puzles prefiero que me dejen usar el cerebro a mi ritmo.

 

 El trabajo es como una torre apilada

 

El hombre de la corbata roja sobre fondo negro

Los niveles son numerosos y tienen una cierta variedad. Su dificultad se va incrementando progresivamente. El juego va introduciendo nuevos elementos y mecanismos como cintas mecánicas, balanzas o incluso perseguidores, entre otros. No obstante, a pesar de ello, debemos guiar una y otra vez al oficinista hacia la puerta de salida por lo que la sensación de repetición puede aflorar tras jugar un buen volumen de niveles u horas. Quizás sea un título que funcione mejor para echarse unas partidas eventuales. 

 

Los colores utilizados en este juego son muy concretos. Se usan pocos colores: blanco, rojo, negro y, por su parte, los tonos de grises se reservan para las imágenes de fondo. En cierta forma, es un modo de representar la monotonía y la desidia en sus escenarios. Se elige una estética minimalista donde el ejecutivo trajeado de negro resalta sobre el fondo blanco. El rojo queda reservado para los bloques movibles y otros detalles puntuales (por ejemplo la corbata de salary man). Todo ello va en consonancia con la sátira al trabajo que, por otra parte, como los colores, se queda en algo cosmético. Es simplemente el trasfondo del videojuego o la temática sobre la que construir los puzles. No va más allá aunque la conjunción de todos los elementos resulta efectiva.

 

 ¡Oh, no! ¡La cosa se complica!

 

Hacer caja es música para mis oídos 

Un aspecto destacable en Salary Man Escape es la banda sonora. Evidentemente es cuestión de gustos  pero a mi me han encantado los temas de corte j-pop de los ochenta que amenizan los niveles. Nos sirven para relajar la posible tensión del reloj o las posibles frustraciones puntuales en la resolución de los puzles. El tema principal es muy pegadizo y termina por instalarse en tu cabeza. Son de esos que te sorprendes tarareándolos. 

 

A pesar de la fuerza visual del juego, gracias en parte a su estética minimalista, lo cierto es que se ve un tanto borroso. No habría estado mal un poco más de nitidez en los gráficos. Una vez más se nota poco pulido en este aspecto. 

 

 Un ejército de currantes en la batalla de la jornada laboral

 

Conclusión

Estamos ante un título interesante con buenas ideas originales y textos traducidos al español pero con algunos fallos en su ejecución, desluciendo así el resultado final. En mi opinión con un poco más de pulido durante el desarrollo estaríamos ante un juego bastante completo en su género. Sus imprecisiones aquí y allá bajan un poco el listón de diversión que al final es lo importante. No obstante, más allá de todo ello es muy disfrutable, con muchas horas de puzles por delante (unas 8 horas aproximadamente, diría yo). Si eres amante de este tipo de juegos te recomiendo probarlo al menos por curiosidad. Lo mismo los fallos que yo observo sean perdonables para ti. Por mi parte, lo veo ideal para jugar niveles sueltos. Debe suministrarse en pequeñas dosis siempre sin estrés. Ya sabes, el estrés déjaselo a nuestro intrépido ejecutivo de maletín y corbata. A él le va la marcha.

 

El juego ha sido analizado con una copia digital de PSVR

+ Muchos niveles

+ Buenas ideas

+ Variedad en el diseño de niveles

+ La carga irónica de su ambientación

- Poca nitidez de imagen

- El control es un tanto tosco

- Irregular en la ejecución jugable de sus ideas

- El marcador contrarreloj

6,4 "Bueno"

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