Barbaria: ANÁLISIS

Digno de Conan

A priori Barbaria no parece nada especial pero es ponerse a sus mandos para sentir de inmediato un satisfactorio control mientras decapitamos al primer goblin que se nos cruza por el camino. No hay reglas en su combate. Todo vale. Puñetazos a diestro y siniestro, coger rocas del suelo para golpear o bien lanzarlas al enemigo. El único requisito es cerrar los portales por los que aparecen, rompiendo los cristales que les dan energía, mientras nos deshacemos de todas las criaturas.

Las comparaciones con Gorn son más que obvias pero seguramente la diferencia más importante entre ambos sea que el aquí presente se toma más en serio a sí mismo. Además, por supuesto, de contar con unas físicas y colisiones mucho más creíbles y lógicas. Y eso sin olvidarse de un sentido del humor siempre presente en las previas al combate por los diferentes menús de mejora con unos enemigos bailongos y una música inesperada para un título de esta índole (además de rock incluye temas de música clásica).

En la arena hay sed de sangre y además de utilizar nuestros puños conseguimos armas de forma constante como la mentada hacha, mazas, arcos e incluso una bolsa de granadas de mano. Pero como esto no es suficiente también contamos con ciertos poderes especiales donde dejamos la vista en primera persona para elegir en qué lugar del escenario, a modo diorama, impactará el meteorito de turno o la habilidad que corresponda.  Y es que los combates de Barbaria en realidad transcurren sobre un pequeño tablero de juego donde los guerreros no son más que figuras que forman parte de él.

Previo a cada nivel colocamos sobre el tablero al héroe y acompañantes que saltarán a la arena. Una vez preparados es cuando tomamos su cuerpo para ser nosotros los que repartimos candela en unos niveles, divididos por estancias, generados por el juego o bien diseñados por otros jugadores. Al superarlos obtenemos recompensas aleatorias en un cofre sorpresa o ya definidas si estas forman parte de la campaña, una que se camufla demasiado entre tanta Raid perdiendo además sensación de avance real, resultando algo confusa la selección de misiones y cómo progresar.

Todo cuesta un ojo de la cara, por lo que nos toca jugar y jugar para desbloquear todo.

A defender toca

El núcleo jugable de Barbaria pasa, como hemos dicho, en superar diferentes pruebas de dificultad variable para hacernos lo más ricos posibles. Todo para crear nuestro propio territorio y defenderlo de los ataques de otros jugadores. Estos asaltos no se desarrollan en tiempo real si no que cada vez que iniciemos el juego seremos notificados de los ataques recibidos y quién ha salido victorioso. Si caemos, siempre podemos pedir revancha para recuperar lo perdido desde el panel de misiones.

Así que para hacerlo bien podemos mejorar a nuestros héroes aumentado su nivel, las armas que porta (que también conseguimos y decidimos nosotros), los minions que defenderán la base, trampas y hasta el propio diseño del terreno. Un sinfín de posibilidades que piden "farmear" para sumar oro y potenciar con él nuestras defensas. Eso sin olvidar, en menor medida, ciertos aspectos estéticos para las figuras y los colores que vestirán acorde al estandarte diseñado con los patrones disponibles. Eso sí, todo explicado con textos en inglés.

Tenemos entre manos un hacha ganadora que bien merece nuestro tiempo gracias a una mezcolanza de géneros acertada y mejor resuelta de lo que esperábamos.

Lo malo de todo esto es que a las pocas horas, a pesar de resultar muy divertido y conseguir cosas constantemente, Barbaria peca de reiterativo. Los escenarios son muy similares entre sí estéticamente y los patrones de salas se repiten hasta la extenuación, sobre todo al inicio. Además la IA no es especialmente espabilada, aunque sí muy peleona, y esto junto a la escasa variedad de enemigos nos hace formar parte de un bucle jugable confuso. Porque de nuevo acusamos esa desorientación sobre como avanzar más allá de "subir de nivel".

Porque además de todos esas misiones (o Raids) tenemos clasificaciones, desafíos diarios y un sinfín de feedback que hace sentir viva la propuesta de Stalwart Games, sobre todo por una comunidad de jugadores dispuestos a invadirnos para escalar posiciones y ganar nuestro oro. Barbaria funciona mecánicamente muy bien y solo ve oscurecido por centrarse, quizá demasiado, en obtener nuevas piezas para nuestra base, ampliar sus capacidades o hacer nuestra hacha más resistente (porque se pueden romper en combate) olvidando orientar más al jugador.

Lo bueno es que ofrece el suficiente reto como enganchar a cualquiera y a pesar de no contar con el mejor apartado visual del mundo y algunos diseños de personajes algo feotones, la nitidez de imagen y sus 90hz garantizan un gameplay muy fluido (aunque con un uso del arco mejorable). Las funciones hápticas simplemente cumplen y la banda sonora, tras el primer impacto inicial, funciona aunque quizá como el propio desarrollo se torna escasa y repetitiva algo pronto. En cualquier caso si todo esto te suena apetecible, Barbaria seguramente te lo haga pasar en grande.

Podemos coger y usar de arma cualquier cosa que tengamos a mano.

Conclusión

Barbaria no es solo violencia desmedida. Su sistema de juego crece a partir de la evolución continua de todos los elementos que conforman un Tower Defense donde, además de configurable, la comunidad es clave para saltar a la arena una y otra vez. Cierto es que acusa demasiado del farmeo y su jugabilidad, por ende, acaba resultando repetitiva por lo que una mejor distribución de la campaña ayudarían a orientarnos mejor y saber cómo progresar. Pero sin duda, tenemos entre manos un hacha ganadora que bien merece nuestro tiempo gracias a una mezcolanza de géneros acertada y mejor resuelta de lo que esperábamos.

Análisis realizado en PlayStation 5 con PSVR2 sobre la versión del juego 1.000.000

Vídeo análisis: